La
teosofía enseña que el principal infierno se vive en el plano físico porque es
durante la encarnación que los humanos tienen que lidiar con el karma negativo
que ellos se han generado, y es por eso que ustedes ven tantos sufrimientos en
la Tierra.
Y
es por eso que sobre este tema, William
Judge mencionó lo siguiente:
« Las
explicaciones que da la enseñanza oriental sobre las recompensas y castigos que
reciben los humanos por parte de la Creación, es muy diferente del esquema
teológico aceptado por los cristianos, ya que el brahmanismo y el budismo fijan
el lugar del castigo y de la recompensa, principalmente en el plano físico
durante la reencarnación en la Tierra, mientras que el cristianismo lo plaza en
el más allá, después de la muerte.
En
este artículo no podemos detenernos para discutir sobre lo ilógico que es el
punto de vista cristiano, y será suficiente citarles las palabras de Jesús: “Con
la vara que midan, se les medirá también a ustedes” (Mateo 7:2); y Mateo también
declaró que por cada palabra, acto y pensamiento, nosotros tendremos que
responder; mientras que David, el poeta real, cantó que los que sirven al Señor
nunca deben comer pan de mendigo.
Todos
sabemos bien que las dos primeras declaraciones eliminan la expiación indirecta
que pretende ofrecer la Iglesia, así como una recompensa o castigo eterno; y en
cuanto a la noción del cantante judío, es negativa todos los días en cualquier
ciudad de cualquier hemisferio.
Y
a este concepto de redistribución se le conoce en el Oriente como Karma, y
desde un punto de vista religioso, significa que "son las buenas y malas
acciones de los propios seres concientes, las que producen las consecuencias con
las que esos mismos seres se encuentran, según lo merezcan, y en cualquier
estado de ser".
Además,
cuando un humano muere, emite, por así decirlo, una masa de energía que constituirá
la nueva personalidad cuando vuelva a reencarnar. Y en esta energía se
encuentra la suma de la vida que se acaba de abandonar, y por eso el Ego se ve
obligado a asumir ese tipo de cuerpo entre esas circunstancias apropiadas, que
juntas, son los medios para llevar a cabo los decretos del Karma.
Por
lo tanto, el infierno no es un lugar o condición mítica después de la muerte en
una región desconocida, la cual se encuentra especialmente apartada por el
Todopoderoso para castigar a sus hijos que han pecado, sino que es realmente
nuestro propio globo, ya que el infierno está aquí en la Tierra, en las vidas
terrestres experimentadas por los humanos. Y ahí somos castigados por las malas
acciones realizadas anteriormente, y también nos encontramos recompensados con la
felicidad por nuestros antiguos méritos.
Y
cuando uno ve, como es tan común, un buen hombre que sufre mucho en su vida, surge
naturalmente la pregunta:
¿Tiene algo que ver el Karma?
Para
aquellos que creen en el Karma es bastante obvio, porque este hombre, en una
vida anterior debió haber realizado actos que merecen un castigo ahora.
(Nota
de Cid: usualmente se debe a eso, pero también su sufrimiento puede deberse porque
esa persona es victima de las circunstancias en las que se encuentra, y entonces
en su siguiente vida será compensada como lo señala William Judge a continuación.)
Y
de manera similar, el hombre malvado que está feliz, próspero y libre de
sufrimiento en esta vida, es así porque en una existencia anterior había sido
maltratado por sus semejantes o había experimentado mucho sufrimiento sin ser justificado.
Y
la justicia del Karma siendo perfecta, está vez lo compensa por lo que sufrió en
su vida anterior, pero él ahora siendo malvado, él está generando las causas
que cuando renazca, operarán para castigarlo por su malignidad actual.
Ahora
bien, algunos pueden suponer que el Ego debe de ser castigado después de la
muerte, pero tal conclusión no es lógica, porque los actos malvados cometidos
aquí en el plano objetivo no podrían ser castigados con ninguna propiedad equivalente
y moral en un plano puramente subjetivo.
Y
esa es la razón por la que tantas mentes, tanto jóvenes como ancianas, han
rechazado y se han rebelado contra la doctrina del infierno cristiano en el que
ellos serían castigados eternamente por los pecados cometidos en la Tierra, ya
que incluso cuando estas personas no puedan formular la razón de su desacuerdo en
términos metafísicos, ellas sienten instintivamente que sería incompatible
eliminar la escena de compensación del mismo lugar donde se ha cometido y
creado antes el pecado. Además que no sería equitativo un castigo eterno por
errores puntuales cometidos.
Y
estas inconsistencias se deben por las alteraciones que ha efectuado los eclesiásticos
a la enseñanza original, ya que cuando sus discípulos le preguntaron a Jesús, si
el hombre que había nacido ciego, fue traído así al mundo por algún pecado que él
había cometido; ellos tenían en mente esta doctrina del Karma, tal como la han concebido
desde tiempos muy antiguos las religiones orientales. Pero posteriormente la
enseñanza original fue distorsionada por la Iglesia Católica. »
(Ecos
del Oriente III, p.33)
Vemos
por lo tanto que la vida en la Tierra es el lugar para la acción, mientras que la vida en los planos sutiles es el lugar para el descanso (incluso para la gente que fue mala).
La
excepción a esta regla son aquellos individuos que fueron tan extremadamente
malos, que ellos no dispondrán de un periodo de reposo y de felicidad después
de morir, sino que experimentarán de un terrible periodo de sufrimiento y
tormento.
Y
ese es el infierno del que hablan las religiones, y éste se sitúa en la zona
más baja del purgatorio. Pero la teosofía explica que no es eterno sino
temporal (al igual que la estancia en el cielo), y luego el humano vuelve a
reencarnar.
Y
es por eso que cuando le preguntaron a William Judge:
¿Es que la teosofía también
enseña (como lo hacen otras enseñanzas) que esta Tierra es el infierno de nuestro
sistema planetario? Y si es así, ¿cada
sistema solar tiene su propio infierno?
William
Judge respondió lo siguiente:
« Muchos
escritores afirman que en su opinión, el verdadero infierno es esta Tierra,
pero eso no es exactamente el punto de vista de la Teosofía.
Primero
hay que distinguir entre el infierno que se encuentra en los planos sutiles y el
infierno que se encuentra en el plano físico.
Buda
enseñó que hay un infierno después de la muerte, y algunas de las condiciones
del Kama-Loka (el purgatorio) son un infierno sin duda; Y también se enseña en
el hinduismo que hay un infierno aparte de la vida terrestre. Y por otra parte,
algunos cabalistas parecen inclinarse a la idea de que la Tierra es el
infierno, y cuando consideramos los problemas que el alma experimenta en el
planeta, parece ser así.
Pero
en mi opinión, la cuestión del infierno, como la del cielo, debe considerarse más
teniendo en cuenta que el humano es un ser que piensa continuamente, ya que el
pensamiento es la facultad que más lo caracteriza. Y por lo tanto, su vida en
cualquier momento o lugar se encuentra en gran medida condicionada por sus pensamientos.
Entonces,
si después de la muerte, sus pensamientos lo conducen de manera natural hacia el
tejido de una hermosa red celestial, él residirá en esos pensamientos felices hasta
que se agoten, y luego regresará de nuevo a la Tierra, y en esos casos su único
infierno será durante la vida física.
Pero
si en la Tierra, el individuo se entrega a actos y pensamientos que
inevitablemente lo conducirán hacia la amargura de una estancia de sufrimiento
en el Kama-Loka, entonces su infierno también se efectuará en los estados
sutiles después de morir.
(Nota:
el maestro Kuthumi explicó que son muy pocos los humanos que llegan a
experimentar eso, porque realmente tuvieron que ser individuos extremadamente
malévolos para que no tengan ni siquiera un pequeño periodo de reposo y felicidad
durante su estancia post-mortem antes de volver a reencarnar.)
Y
por lo que he estudiado, ese periodo de sufrimiento en el Kama-Loka es de la
peor descripción, y en esos casos, el regreso a la Tierra (aún con su karma
negativo) ha de parecer benigna en comparación.
Y
esto me lleva a la conclusión de que el infierno más bajo y peor debe ser una
condición de la mente, y que debe tener lugar fuera del cuerpo físico, y que se
experimenta en las zonas más bajas del Kama-Loka.
Y
esto explicaría las diversas declaraciones en cuanto a los infiernos que hay
después de la muerte, porque la terrible condición en la que algunas almas
deben estar, después de que se eliminan las limitaciones del cuerpo, serían de esa
clase descrita, y su “localización” particular debería estar cerca del plano
físico.
Y
por la ley de la analogía, entonces otros mundos también deben de tener sus
propios infiernos de este tipo; pero el sistema solar es un tema demasiado
grande como para que por el momento lo abordemos, y por lo tanto actualmente
solo consideraremos a nuestro planeta.
Y
me parece que todas las teorías que hay sobre el infierno, sin importar su
variedad, se basan sobre la vida de la mente y el alma, y sus descripciones son
sacadas de esos aspectos y de acuerdo con los resultados naturales.
Pero
considero que una terrible pesadilla dará una idea más precisa de lo que puede
ser el infierno después de la muerte, porque allí la mente desprovista del
cuerpo está sufriendo sin consciencia del tiempo y basándose completamente en
función de su pensamiento; o sea que es algo muy similar a lo que se debe de
experimentar en las zonas más oscuras del Kama-Loka. »
(Ecos del Oriente II, 363-364)
Quiero ser amigo de los espiritus de la naturaleza hadas duendes como llamarlos no encuentro informacion seria y verdadera sobre el tema
ResponderBorrarYo creo que la mejor estrategia, tal vez sería eludir el "periodo de descanso post-mortem".
ResponderBorrarQué opinas?