EL CRISTIANISMO ESCLARECIDO POR FRANZ HARTMANN

El cristianismo es una religión, pero la palabra "religión" tiene tres significados distintos:

1. En primer lugar, significa la práctica de un cierto tipo de entrenamiento espiritual, mediante el cual los principios superiores de la constitución del hombre se desarrollan y se unen a la fuente divina a la que pertenecen. Y en este sentido es un vía iniciática.

2. En el segundo aspecto, implica el conocimiento de la verdadera relación que existe entre el hombre microcósmico como parte del Todo y el macrocosmos del universo espiritual y material. Y en este sentido es una ciencia espiritual.

3. Y en la tercera y común aceptación del término, significa un cierto sistema de formas, ceremonias y usos, mediante el cual se adora o propicia alguna supuesta deidad eterna y se obtiene su favor para que el pecador pueda escapar del castigo merecido y así evadir la ley. Y en este último sentido es solo una superstición.

Para convertirse en un "cristiano" de tercer orden, simplemente es necesario someterse a una cierta ceremonia llamada bautismo, cuyo modo de administración varía en las diferentes iglesias. Pero para convertirse en un verdadero cristiano es necesario otro bautismo, a saber, el bautismo del agua de la Verdad, el bautismo de la Sangre y el bautismo del Fuego viviente del Espíritu divino.

El primer bautismo, con el agua de la Verdad, significa el logro del conocimiento espiritual, y corresponde a la primera de las cuatro nobles verdades enseñadas por Buda en "la doctrina correcta".

El segundo, o el bautismo de sangre, comúnmente se supone que significa un derramamiento de sangre por martirio, en la defensa de una creencia en un Cristo histórico. Pero tal proceso sería una pérdida de sangre y no una recepción de la misma, y no podría llamarse adecuadamente un "bautismo". La mejor manera de obtener información con respecto a este "bautismo de sangre" será preguntar a aquellos que lo han recibido o lo están recibiendo en la actualidad.

Hay una cierta clase de "ocultistas prácticos" cuyos sentidos interiores se abren en gran medida, y que no han sido enseñados por nadie más que por su maestro interno y su propia experiencia.

Y ellos explican que el "bautismo de sangre" significa una penetración del creciente germen espiritual en el hombre, a través de la carne, la sangre y los huesos del cuerpo físico, mediante los cuales incluso los elementos densos de la forma física son purificados y sublimados ⁽¹⁾ y que este proceso produce dolores y sufrimientos, típicamente representados por el sufrimiento, la crucifixión y la muerte de Jesús de Nazaret.

Y también dicen que nadie puede ser un verdadero seguidor de Cristo, o un "verdadero cristiano" hasta que no haya pasado por este proceso. ⁽²⁾

Pero que aunque el humano ya haya pasado por este proceso oculto, aún así él no se convertirá en un Adepto que hasta que también haya pasado por el bautismo más alto (o la última iniciación) que es el bautismo de Fuego, el cual es necesario para ingresar al estado más alto posible (Poder Espiritual) y para convertirse en un Hijo de la Luz.

Y ahí la pregunta que surge es:

¿Qué tiene que ver Jesús con ese proceso?

¿Cómo llega a caracterizarse este último por su sufrimiento, y cuál es la razón de ello?

Se afirma que al comienzo de ciertos períodos históricos, cuando las verdades espirituales están a punto de ser olvidadas, y que la idolatría y el dogmatismo asumen el lugar de la verdadera religión, aparece un ser muy avanzado sobre la Tierra, y por su palabra y ejemplo impresiona a varias mentes receptivas para reavivar las verdades espirituales y así comunicárselas a los demás, lo que usualmente genera un nuevo sistema religioso encarnando la antigua sabiduría ancestral pero en una nueva forma.

Y se dice que Jesús ha sido el último que ha efectuado esa labor y que él fue el “vehículo” quien es una emanación del Logos Universal o como se le llama en la Biblia: "el Verbo". (Juan 1:1) ⁽³⁾

¿Pero qué es el Logos?

O para expresarlo mejor.

¿Cómo podemos formarnos una concepción de ello?

El Dios Universal puede ser descrito como el centro incomprensible desde el cual proceden las energías de Amor, Vida y Luz en los diversos modos de manifestación a través de los diferentes planos de existencia.

La totalidad de la Naturaleza es un producto del Espíritu de Dios, que se derrama en todo el Universo por el poder del Logos que es la Vida y en donde su pensamiento se vuelve activo por medio de su voluntad.

Y el mismo proceso que tiene lugar en el Macrocosmos del Universo, también tiene lugar en el mundo interior del hombre.

“Nadie puede ir al Padre, sino a través del Hijo.”

Esto quiere decir que no podemos ascender a la fuente divina que a través del camino que nos mostró Cristo, es decir en otras palabras, por la concentración de pensamiento y buena voluntad sobre el germen divino que descansa en el centro más interno de cada ser humano. Y si concentramos nuestro amor en ese centro del bien, el germen divino comenzará su vida activa, y el mundo interior se iluminará gradualmente por la luz del espíritu.

Y a medida que este principio crezca penetrará en el alma, y a través del alma también en todos los principios inferiores, incluso en el cuerpo físico, eliminando las impurezas del alma y del cuerpo; y cuantas más impurezas estén presentes, mayor será el sufrimiento (típicamente representado por Jesús) hasta que finalmente se complete el bautismo de sangre, se purifique el alma y el cuerpo, se controle el ego animal y el hombre se haya convertido en un Adepto, es decir en un humano cuyo sexto principio (relacionado con el Cristo) haya plenamente despertado.

Y ahora después de haberles explicado todo esto, se verá más fácilmente que este proceso es mucho más difícil de realizar que simplemente ir a la iglesia, pagar el diezmo a los sacerdotes, asistir a reuniones de oración y realizar las ceremonias prescritas.

Para lograr este proceso se requiere de una meditación constante del más alto nivel, y un empleo continuo de la fuerza de voluntad para mantener alejados a los elementos perturbadores del mal (que en una persona que lucha por la luz son aún más bulliciosos que en uno que es indiferente) ya que tan pronto como la luz espiritual comienza a encenderse en nosotros, también comienza a irradiar sus rayos que dan vida a través de nuestro mundo interior.

Y los "moradores del umbral", los egos malignos y las entidades negativas creadas por pensamientos malvados y deseos egoístas. Como nubes oscuras que navegan a través de la atmósfera sutil de nuestra Tierra, comienzan a sentir la influencia de esa nueva flama y luchan por su existencia tratando de apagarla.

Aún así, esta atmósfera de maldad debe ser penetrada antes de que podamos alcanzar el centro luminoso y el cielo tranquilo en el interior, y esto se hace aferrándose al principio del bien y la virtud cuyos rayos irradian desde el centro de nuestro corazón.

Al inicio, este principio solo se sentirá de manera intuitiva, pero a medida que lo alimentamos con buenos pensamientos, entonces crece y los sentidos espirituales interiores se abren para que podamos ver y escuchar su voz con claridad y sin temor a malinterpretar su significado.

El "abajo" está siempre en correspondencia y relacionado con el "arriba". Estamos inmersos en un océano de vida que todo lo rodea pero invisible a nuestros ojos físicos y cuyas ondas invaden nuestra organización psíquica en el mismo sentido en que los volúmenes de aire entran en nuestros pulmones.

Y como este último estimula la vida del cuerpo, también el primero estimula el crecimiento de los elementos del espíritu; quienes extraen su sustancia de los principios animales inferiores. Del mismo modo en que los rayos calóricos del sol entran en los cuerpos de las plantas y estimulan la asimilación de los elementos que se extraen de la tierra, el agua y el aire.

Y aquellos que han pasado por este proceso oculto, no requerirán pruebas de la verdad de estas afirmaciones porque ellos saben que esto es real debido a la experiencia que ellos mismos han vivido. Pero en cambio el "cristiano exotérico" y el escéptico, que no tienen tal experiencia para ayudar a su fe, pueden llegar a un cierto grado de convicción al usar sus poderes de razonamiento y lógica junto con las enseñanzas de la Biblia.

Se dice que Cristo en el Nuevo Testamento dijo:

-      "Excepto que comas la carne del Hijo del Hombre y bebas su sangre, no tienes vida en ti." (Juan 6:53)

Y también dijo:

-      “Yo soy el pan vivo que ha descendido del cielo; y si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre." (Juan 6:51)

Y obviamente esto es simbólico y no hay que interpretarlo literalmente, y su simbología es bastante clara para el estudiante de ocultismo, y si se traduce al lenguaje usual, esto significaría:

« A menos que absorbas y asimiles dentro de tu ser psíquico el sexto principio (el Cristo o como lo llaman los teósofos: Buddhi), que es el único principio permanente e inmortal en la constitución del hombre ya que el séptimo principio (Atma, el Espíritu divino) no es un principio individual sino universal.

Entonces, a menos que tengas ya desarrollado el sexto principio en tu interior, no podrás tener una vida inmortal, al menos en lo que concierne a tu personalidad (porque el germen divino y ahora inconsciente dentro de ti no puede morir, sino que se reencarna nuevamente, pero pierde su memoria y por eso crea una nueva personalidad con cada nueva reencarnación).

Pero si absorbes el principio o la vida espiritual y desarrollas el espíritu dentro de ti, para que crezca a través de tu carne y sangre, entonces habrás bebido del Elixir de la Vida y recibido el Bautismo de Sangre y te convertirás en un cristiano (un Adepto) porque "Cristo" habrá iluminado tu cuerpo, y siendo él mismo inmortal entonces tú también serás inmortal a través de él. »

Y estos puntos de vista están corroborados por el gran místico cristiano Jacob Boehme, por Jane Leade, Paracelso, los Rosacruces, y no puedo encontrar nada en ellos que pueda entrar en conflicto con la Doctrina Esotérica, como lo enseñaron los Adeptos del Oriente.

Y si pudiera surgir alguna diferencia de opinión, podría ser solo, con respecto a la persona de Jesús de Nazaret o Jehoshua, y si vivió exactamente en el momento que reclaman los cristianos modernos.

Pero esta pregunta la debo dejar a alguien más sabio que yo para resolverla; sin embrago no me parece de gran importancia debido a que la existencia del principio de Cristo no es discutida por nadie, y el hombre Jesús, quien murió, solo puede ser un Salvador para nosotros en este momento, si estudiamos su carácter e imitamos su ejemplo.

Notas

1. Leer el artículo "El elixir de la vida" en la revista The Theosophist.
2. Esto no tiene nada que ver con la llamada "estigmatización", ya que esta última es simplemente el resultado de la imaginación de cuerdas sobre un cuerpo débil.
3. “Lo que fue desde el principio”, etc.

(Path, marzo de 1887, p.355-359; reimpreso en Theosophical Siftings, 1888, v.1, p.12)

(Observación: aquí Franz Hartmann hizo un pequeño resumen de las etapas iniciáticas por las que pasan los discípulos cristianos, porque deben de saber que el Cristianismo también tiene su sendero iniciático que lleva hacia el Adeptado.)