LA ELABORACIÓN DE LA DOCTRINA SECRETA CONTADA POR VERA JELIHOWSKY

El siguiente texto es un extracto del artículo que Vera Jelihowsky escribió para la revista "The Russian Review" de Moscú en donde ella narra la vida de su hermana, Helena Blavatsky:

« En el verano de 1886 volví a visitar a mi hermana en Alemania, donde ella se alojaba en la ciudad de Elberfeld, con sus amigos los Gebhards. Y como de costumbre siempre se encontraba rodeada de muchas personas, algunas de las cuales tenían el objetivo especial de conocerla y otras para renovar viejas amistades; pero en Elberfeld me pareció que ella tenía más amigos con sentimientos amables hacia su persona, que atraídos por ella a través de sus enseñanzas.

Al comienzo de nuestra estancia allí, Helena Petrovna no pudo trabajar, pero en cuanto estuvo mejor, pasamos todo el tiempo en conversaciones muy interesantes y animadas en la terraza o en el jardín, y algunas veces en la lectura de porciones de su manuscrito “La Doctrina Secreta” que en ese entonces ella estaba escribiendo.

Durante estas lecturas, dos puntos característicos me impresionaron especialmente, a saber: la maravillosa calidad del lenguaje que usaba y las descripciones detalladas que ella daba cuando hablaba, dando explicaciones de todo tipo a las preguntas hechas por los especialistas, pero al mismo tiempo siendo incapaz de explicar las formulas que ella misma había dado antes.

(Nota: y esto se debe porque era el Maestro Morya quien daba esas explicaciones y respondía a través de ella.)

Su conversación siempre fue fascinante, pero tan pronto como llegaba a los datos matemáticos, ocurría constantemente que ella no podía leer las conclusiones algebraicas y geométricas que ella misma había escrito. Y muy a menudo, cuando me quedaba a solas con ella, le expresaba mi asombro ante tales hechos.

Y en una ocasión le pregunté:

-      "¿Cómo puede ser que después de haber calculado y escrito todo eso, tú misma no puedas leerlo?"

A lo que ella me respondió con una gran exclamación:

-      "¿Esperas que yo sepa sobre las fórmulas de las matemáticas superiores? Tus hijas han aprendido todo eso y son unas eruditas en la materia, pero en cuanto a ti y a mí, solo hemos aprendido las reglas básicas de las matemáticas."

A lo que yo le repliqué:

-      "¿Pero entonces cómo es que has escrito todo eso sin saber nada al respecto?"

Y ella me contestó:

-      "¡No seas tan ingenua! Como si no supieras que hay muchas cosas en mis escritos que yo nunca antes he sabido. No soy yo quien elabora lo que escribo, yo solo copio lo que se me aparece ante mis ojos. Sé que siempre me has creído, pero en esto tienes una prueba más de que yo solo soy la herramienta y no el autor de mucho de lo que he escrito."

A lo que yo le respondí:

-      "Pero eso no impide que tus descripciones sean magistrales. Pareciera que viste todo eso personalmente y que hayas visitado todos esos lugares de los que hablas."

Y ella me contestó:

-      "No estoy tan segura de si realmente los visité esos lugares, pero en cuanto a verlos, ahí te puedo asegurar que si lo hice, y veo constantemente todo lo que describo."

Y tales eran sus respuestas habituales y constantes. »

(“Reminiscencias de H.P. Blavatsky y la Doctrina Secreta” por la Condesa Constance Wachtmeister, apéndice I-4, p.105-106)