LISTA DE CAPÍTULOS

LAS RONDAS EXPLICADAS POR DAVID PRATT



Pienso que les he dado una explicación muy completa sobre este tema, pero para enriquecer más la enseñanza, también les transcribo las explicaciones que dieron otros investigadores y a continuación les traduzco los dos capítulos que publicó David Pratt en su blog y cuyo texto original en inglés lo pueden leer aquí.

Pero para que puedan comprender mejor sus explicaciones, les recomiendo que lean este artículo cuando ya tengan bien asimilada la explicación que les puse en el blog.




RONDAS y MANVANTARAS: síntesis de la enseñanza. [1]



1. Hay diez reinos (también llamados: “oleadas de vida” o “clases de mónadas”) que son:  tres reinos elementales, el reino mineral, el reino vegetal, el reino animal, el reino humano y tres reinos dhyani-chohanicos. [2]

(Esto lo mencionó originalmente el Maestro Kuthumi en las Cartas Mahatma y lo detallaré más adelante.)




2. Una cadena planetaria está compuesta de 12 globos. Existen siete globos inferiores o manifestados (globos de A á G) en los cuatro planos inferiores del sistema solar, y cinco globos superiores ubicados en los tres planos superiores del sistema solar. [3]

(Los siete globos inferiores fueron inicialmente enseñados por Blavatsky y los cinco globos superiores fueron después mencionados por G. de Purucker, alegando que esa nueva información le fue dada por los Maestros.

Muchos teósofos no confían en G. de Purucker. Particularmente los miembros de la Logia Unida de Teósofos. En lo personal, varias de las cosas que dice, les encuentro mucha coherencia. De ahí que considero que tal vez pudieran ser ciertas. Aunque me mantengo cauto.)

Representación esquemática de los doce globos de una cadena planetaria.



3. Una ronda planetaria [4] es el paso de la oleada de vida del globo A al globo G, y dura en promedio 616’896’000 años. [5]

(Aquí David Pratt dividió por siete la suma total que Blavatsky dice que duran las siete rondas, pero el asunto es más complicado, porque ella también mencionó que:

  - la 2º ronda dura lo doble que la primera.
  - la 3º ronda dura lo triple que la primera.
  - la 4º ronda dura lo cuádruple que la primera.
  - la 5º ronda dura lo quíntuple que la primera.
  - la 6º ronda dura lo séxtuple que la primera.
  - la 7º ronda dura lo séptuple que la primera.

Entonces como lo pueden ver, el promedio es engañoso.)

En cada globo, la oleada de vida pasa a través de siete etapas de desarrollo conocidas como “las siete razas raíces”. Y a esto se le denomina “una globo-ronda” [6].  Por lo tanto, una ronda planetaria consiste en siete globo-rondas.

(La “globo-ronda” se define como la “ronda menor” que efectúan las mónadas al recorrer las siete razas raíces de un globo. Pero en lo personal evito utilizar ese término para que la gente no lo confunda con la ronda planetaria.)



4. Cuando la oleada de vida sale de un globo, los seres entran en un período de descanso temporal (lo que podríamos llamar un estado de “nirvana inferior”) antes de entrar en el siguiente globo. Y la duración del período de ese descanso es igual a una décima parte del tiempo de lo que duró la actividad en ese globo que acabaron de dejar. El globo abandonado entra en un periodo de oscurecimiento o de reposo, hasta que la oleada de vida lo vuelva a habitar en la siguiente ronda planetaria. [7]

(A mi no me gusta la palabra “oscurecimiento” la cual la inventó Sinnett para designar ese periodo de reposo en donde la vida se va del planeta y prefiero utilizar la palabra “adormecimiento” porque refleja más lo que sucede.)



5. Siete rondas planetarias = un manvantara planetario (también llamado “un kalpa” o “un día de Brahma”) [8] y dura 4’320’000’000 de años (redondeado). Este periodo de actividad es seguido por un pralaya planetario (periodo de descanso también llamado “una noche de Brahma” o “período paranirvanico”) el cual dura la misma longitud de tiempo que duró el manvantara planetario. Y durante el pralaya planetario, los principios inferiores de cada globo de la cadena planetaria se desintegran. Hasta que en los albores del siguiente manvantara planetario, nuevos globos son reconstruidos.

(Vemos que sucede lo mismo que pasa con los humanos, nada más que a una escala mayor, manifestando con esto la ley de correspondencia que dice que “como es abajo, es arriba”.)



6. El manvantara planetario de la actual cadena terrestre comenzó aproximadamente hace unos 2’000 millones de años atrás. [9]
La cuarta ronda en el globo D comenzó hace unos 320 millones de años atrás. [10]
Y el punto medio de las siete rondas se alcanzó en el medio de la cuarta sub-raza de la cuarta raza raíz, hace unos 4,5 millones de años atrás. [11]

(Por “punto medio” David Pratt no se refiere a la mitad del recorrido, ya que como vimos las rondas – y también las razas raíces – son cada vez más extensas, sino que se refiere al final del arco descendiente en donde el planeta alcanzó su máxima densificación, para luego iniciar el arco ascendente en donde los reinos que habitan la Tierra van a sublimarse cada vez más.)



7. Siete manvantaras planetarios con sus pralayas (es decir, siete materializaciones planetarias) = un manvantara (menor) solar (también llamado “kalpa solar” o “la semana de Brahma”). Y el cual es seguido por un pralaya (menor) solar.

(Si nos basamos en la ley de correspondencias, durante el pralaya menor solar, la estrella debería de irse a “dormir” para luego volver a despertar. Y durante el pralaya mayor solar, la estrella muere para luego volver a formarse en una estrella más evolucionada.)




8. Durante un manvantara solar, los globos de una cadena planetaria, se manifiestan sucesivamente en formas cada vez más densas durante las cuatro primeras apariciones, para luego manifestarse sucesivamente en formas cada vez más sutiles durante las tres últimas manifestaciones.

Y después de esas siete apariciones, una cadena planetaria entra en un nuevo plano cósmico.

Durante cada aparición planetaria, los globos se densifican en las primeras tres rondas y media, para luego volverse a sublimar en las siguientes tres rondas y media. Produciendo de esta manera: primero un descenso y luego un ascenso a través de los siete sub-planos de existencia. [12]

(Para facilitar la comprensión, consideremos sólo la Tierra. En las 3.5 primeras rondas, los reinos que la componen se van a ir materializando cada vez más. Mientras que en las 3.5 rondas siguientes, los reinos que la componen van a volverse a sublimar cada vez más, dejando al final en el plano físico, sólo el “esqueleto” del planeta.


Aquí un ejemplo ilustrativo de cómo se efectúa ese proceso con el reino mineral y el reino humano.

Y este proceso de densificación y sublimación también se efectúa en los globos superiores de la cadena planetaria. Y también se efectúa en escalas cósmicas más grandes.)



9. La cadena lunar es la manifestación anterior de la cadena terrestre. La cadena lunar fue la cuarta y la más densa aparición de nuestra cadena planetaria durante el manvantara solar actual. Y la actual cadena terrestre es su quinta aparición. [13]

(Para dar una analogía, imaginen que la Luna es el “esqueleto” de la antigua “encarnación” del Logos de la Tierra.)


La cadena terrestre se materializó en un sub-plano más alto que la cadena lunar y por lo tanto el astro que vemos no es el antiguo mundo físico (globo D) de la cadena lunar, sino el cascaron astral o kama-rupa de su globo D. [14]

(En esto último no estoy de acuerdo, porque si la Luna fuera un cascarón astral NO podríamos percibirla con nuestros sentidos físicos. Además que las exploraciones lunares han demostrado que nuestro satélite está formado por materia física.

Yo pienso más bien que con las primeras apariciones de la cadena planetaria durante un manvantara solar, el planeta se manifiesta de maneras cada vez más densas hasta alcanzar su máximo de materialidad posible en su cuarta aparición. Mientras que en las tres siguientes apariciones, el planeta se va a manifestar en formas cada vez más sutiles.

Por ejemplo, puede que cuando la luna estaba viva, la mayor parte de la materia que la constituía se encontraba en estado sólido, mientras que sólo una pequeña porción se encontraba en estado líquido y una porción aún más pequeña se encontraba en estado gaseoso.

Mientras que en el caso de la Tierra, la porción solida ha disminuido, a favor de una mayor proporción liquida y gaseosa. Y en la siguiente aparición de nuestra cadena planetaria, el globo D se encontrará todavía más “eterizado”.

Y así por ejemplo, yo sospecho que los planetas gaseosos son los globos D de cadenas planetarias que se encuentran: o al inicio de su ciclo de siete apariciones, o al final de ese ciclo.)




10. Las mónadas que se encuentran en cada reino, requieren de un manvantara planetario para pasar al siguiente reino (o sea que requieren evolucionar en ese reino durante las siete rondas planetarias, para poder pasar al reino superior en la aparición planetaria siguiente).

Por ejemplo, las mónadas animales en la anterior aparición de nuestra cadena planetaria (la aparición lunar), se convirtieron en las mónadas humanas en la actual cadena terrestre (es decir que nosotros evolucionamos en el reino animal durante la aparición lunar).

Mientras que las mónadas humanas que evolucionaron durante la antigua cadena lunar, se convirtieron en la clase más baja de las mónadas dhyani-chohanic de la actual cadena de la Tierra.

(O sea que los seres que evolucionaron como humanos durante la actividad de la cadena lunar, ahora son las inteligencias superiores que dirigen y administran la vida en la Tierra y que juntas conforman al Logos terrestre.)


Por lo tanto, se requiere de siete o diez apariciones planetarias (según la clasificación que utilicen) para que una chispa divina inconsciente de sí misma, evolucione hasta volverse un ser divino consciente y activo. [15]

(Esta es una explicación simplificada que les facilitará comprender cómo procede la evolución cósmica. Pero se encuentra incompleta y por ello les añado lo siguiente:

Cuando el señor Sinnett le pregunto a Kuthumi:

-        ¿Cuántos reinos hay por debajo del nuestro?

El Maestro le contestó:

-        “Por debajo del reino humano hay tres en la región objetiva y tres en la región subjetiva, que con el hombre hacen un septenario. Dos de los tres primeros, nadie salvo un iniciado podría correctamente concebirlos. Mientras que el tercero es “el reino inferior” que se encuentra bajo la corteza terrestre (nada más que en el plano astral) y el cual podríamos nombrar, pero nos sentiríamos embarazados en describir. Y estos siete reinos están seguidos y precedidos por otras etapas y combinaciones septenarias.” (CM14, p.79)

Entonces podemos suponer que las chispas divinas pasan por cada uno de esos reinos en las siete apariciones que efectúa una cadena planetaria de la siguiente manera:



·       1º aparición planetaria, la chisma divina evolucionó como un elemental de un grado superior.
·       2º aparición planetaria, la chisma divina evoluciona como un elemental planetario (que son los espíritus de la naturaleza).
·       3º aparición planetaria, la chisma divina evoluciona como una entidad del “reino inferior” (que son los seres del inframundo).
·       4º aparición planetaria, la chisma divina evoluciona como un mineral.
·       5º aparición planetaria, la chisma divina evoluciona como un vegetal.
·       6º aparición planetaria, la chisma divina evoluciona como un animal.
·       7º aparición planetaria, la chisma divina evoluciona como un humano.

Y este humano se vuelve un ser divino plenamente desarrollado en la séptima
.


Y
en el siguiente ciclo cósmico planetario, los humanos que hayan alcanzado ese nivel, ya no van a ser las creaciones de un planeta, sino que ellos a su vez se van a volver los creadores de un nuevo planeta. Y podemos suponer que:


·      En la 8º aparición planetaria, la chispa divina va evolucionar como un Dhyani-Chohan de la clase más baja.
·      En la 9º aparición planetaria, la chispa divina va evolucionar como un Dhyani-Chohan de una clase más alta.
·      En la 10º aparición planetaria, la chispa divina va evolucionar como un Dhyani-Chohan de una clase todavía más alta.

Y así las chispas divinas van a seguir evolucionando, pero cuando hayan alcanzado el máximo nivel que les permite un planeta, proseguirán con su evolución, pero esta vez a nivel solar.


Lo que se conoce en el cristianismo como las jerarquías angélicas, arcangélicas, etc.  Este asunto lo detallo más en: ¿Por qué Dios creó el Universo?)



11. Un maha-manvantara o manvantara universal [16] también es llamado “la vida de Brahma” y dura 100 años divinos. Y un año divino es igual a 360 días y noches de Brahma. Por lo tanto, el periodo de actividad del universo comprende 36’000 apariciones planetarias y tiene una duración de 311’040’000’000’000 años (36’000 x 8’640’000’000).

Y un maha-manvantara es seguido por un maha-pralaya.

La cadena lunar fue la 18’000º aparición planetaria de nuestra cadena planetaria y marcó el final de la primera mitad del maha-manvantara. Mientras que la actual cadena terrestre corresponde a la 18’001º aparición planetaria de nuestra cadena planetaria. [17]

(Las duraciones mencionadas tómenlas como una aproximación, ya que Blavatsky precisó que los números exactos no pueden ser todavía revelados de manera pública, porque darían las claves de cómo funciona la creación y esas claves podrían ser utilizadas de manera negativa.

En cuanto a la cantidad de apariciones que ha efectuado nuestra cadena planetaria, tengo mis dudas que sean 18’001º porque así como las chispas divinas se van desarrollando en reinos cada vez más evolucionados. Pienso que también los Logos planetarios van evolucionando en estructuras cósmicas cada vez más elevadas. Y sospecho que llegará un momento en que ya no evolucionen como planetas, sino como estrellas.


O en términos más esotéricos, esos Dhyani-Chohanes ya no van a evolucionar como jerarquías planetarias, sino como jerarquías solares.)




12. Las rondas internas son el paso evolutivo de las doce oleadas de vida (también llamadas “las doce familias de mónadas” o “los doce reinos de la creación”) a través de los doce globos de una cadena planetaria.

Mientras que las rondas externas son el recorrido que cumplen las oleadas de vida de una cadena planetaria a otra cadena planetaria, o de un sistema solar a otro sistema solar, etc.

Las rondas internas y externas son de dos tipos: mayores y menores. Las rondas mayores (tanto internas como externas) son efectuadas por oleadas de vida colectiva. Mientras que las rondas menores (tanto internas como externas) son efectuadas por las mónadas de manera individual, ya sea mientras que ellas duermen, o después de la muerte, o durante una iniciación. [18]

(Las rondas internas y externas, David Pratt las detalló más en un capítulo que les traduje y lo puse más abajo.)




APUNTES

  1. Las referencias generales: Glosario de Ocultismo de G. de Purucker (2nd ed.) [Occult Glossary - OG] 20-21, 52-53, 76, 101-102, 120-121, 133-334, 151-152.   Fundamentos de la Filosofía Esotérica de G. de Purucker (2nd ed.) [Fundamentals of the Esoteric Philosophy - FEP] 111-116, 145, 295-296, 510.   Estudios de la Filosofía Esotérica [Studies in Occult Philosophy - SOP] 160-166, 357-36.   La Fuente origen del Ocultismo de G. de Purucker [Fountain-Source of Occultism - FSO] 159-162.   La Doctrina Secreta de Blavatsky [Secret Doctrine - SD] 1:158-160, 2:68-70, 307-310.   Las Cartas Mahatma (2nd ed.) [Mahatma Letters - ML] 80, 93-99. 
  2. OG 89-90; SOP 161, 184, 194, 340-1; FSO 352-3, 615-6. Hay dos oleadas de vida adicionales, haciendo un total de 12. Véase SOP 170 y Dialogos de G. de Purucker [Dia] 3:167-8. 
  3. OG 129-31; FEP 533-5. 
  4. La ronda planetaria también se le suele llamar “la ronda de la cadena planetaria”, “el manvantara de la ronda” o “el manvantara de la ronda planetaria”. 
  5. SOP 160-1; SD 2:69. 
  6. La globo-ronda también se le suele llamar “el manvantara de un globo” 
  7. FSO 350, 361-8; FEP 112, 163, 171-2; OG 118-9. Desde otro punto de vista, una ronda comienza y termina desde el globo más elevado de la cadena de 12 globos (FSO 197, 248, 361; Dia 3:440). 
  8. El manvantara planetario también se le suele llamar “el manvantara de la ronda planetaria” y a veces se le ha llamado un maha-manvantara [menor] (OG 20, 76, 102; FEP 115), o un manvantara solar [menor] (FSO 160).   Una ronda planetaria a veces se le ha llamado un manvantara menor (OG 118; FEP 172; Dia 3:409). Pero hay que estar consciente que el término de “manvantara menor” a veces se ha utilizado para referirse a una globo-ronda, y el término de “manvantara mayor” a veces se ha utilizado para referirse a una ronda planetaria. (SD 2:308-9). Mientras que la palabra “oscurecimiento” a veces se ha utilizado para referirse a un plalaya menor. (SD 1:12fn, 18, 172n; Transactions of the Blavatsky Lodge, 42).   Los términos de “manvantara menor” y “pralaya menor” también han sido utilizados para referirse a los manvantaras y pralayas planetarios (ML 88, 93-4, 97-8).   Nota: en realidad hay 12 rondas (FEP 111; Dia 2:260, 3:169, 281, 441-2; SD 2:257).
  9. SD 2:68; Isis Desvelada de Blavatsky [Isis Unveiled] 1:32. 
  10. SD 2:710, 715fn; La Tradición Esotérica de de G. de Purucker [The Esoteric Tradition - ET], 323; SOP 360; FSO 161. 
  11. SOP 20-1, 638-40; ET 1046; SD 1:439fn, 2:147fn. La mitad de la cuarta raza, en algunos textos se dice que ocurrió hace 8 o 9 millones de años atrás (ET 326fn; SOP 20-1, 97, 161, 422; El Hombre en Evolución de G. de Purucker [Man in Evolution] 152).
  12. FSO 246-7; SOP 391; ET 447-8fn; FEP 512-4. 
  13. Ecos del Oriente de William Judge [Echoes of the Orient] 2:405-6; FEP 184, 468; Dia 1:17-8. 
  14. FEP 548-50; FSO 342; Dia 2:139; SD 2:45, 115, 611. 
  15. Dia 2:306, 3:167-8; SOP 167-92, 592; ML 76. 
  16. Un maha-manvantara o manvantara universal algunas veces también es llamado “un maha-kalpa cósmico” o “un manvantara solar [mayor]”. Pero un manvantara solar también puede significar “un día de Brahma” (ver apunte 5) o “una semana de Brahma” (ver apunte 7) o “una vida de Brahma” (FSO 160, 235fn). Y un “maha-manvantara” también se ha utilizado para designar “un día de Brahma” (ver apunte 8) o “una semana de Brahma” o “una vida de Brahma” (Dia 2:305). 
  17. OG 20-1; SOP 358; FEP 145, 184, 468; SD 1:368, 2:179. 
  18. ET 839-78; OG 152; FEP 532-3; FSO 350-60, 599-603, 627-36; Dia 1:21, 72, 244-6, 3:275-85.

(Como se habrán dado cuenta, hay un verdadero revoltijo con el uso de los términos: manvantara, pralaya, etc. En donde cada instructor los usa de diferentes maneras. Y por consiguiente, si no quieren terminar completamente confundidos, deben de saber interpretar a qué se está refiriendo cada instructor en su escrito.)







LAS RONDAS INTERNAS Y EXTERNAS



(Nota: los teósofos emplean la palabra “mónada” en muchos sentidos. Y dicha palabra puede designar a veces: a las chispas divinas, pero en otras ocasiones a Atma, y en otras a Buddhi, y en otras al dúo Atma-Buddhi, o a Manas y hasta a la Triada Superior. Por lo que aquí les pongo entre paréntesis el sentido que pienso que corresponde en el texto.)




Las rondas internas son el recorrido que efectúa la corriente de vida (o sea las chispas divinas de los diferentes reinos de existencia) a través de los doce globos de una cadena planetaria.



Mientras que las rondas externas son el viaje que efectúan esas mónadas de manera individual de una cadena planetaria a otra cadena planetaria, o de un sistema solar a otro sistema solar.

Las rondas internas y externas son de dos tipos:

   -  las mayores y las menores.

Las rondas mayores (tanto internas como externas) son efectuadas por la corriente de vida de manera colectiva y requieren de millones e incluso de miles de millones de años para efectuarse.

Mientras que las rondas menores (tanto internas como externas) son efectuadas por las mónadas de manera individual, y en el caso de los humanos, estás se efectúan mientras que ellos duermen, o después de la muerte, o durante una iniciación.

Durante una ronda interna mayor, las oleadas de vida pasan progresivamente a través de los globos que componen a una cadena planetaria. Y en cada globo que atraviesan, los seres pasan a través de los siete (o doce) etapas principales del desarrollo (conocidas en el reino humano como “razas raíces”).

Entre dos “globo-rondas” sucesivas hay un período de descanso intermedio que es igual a una décima parte del tiempo de actividad empleado en el globo que se acaba de dejar.

Y entre una ronda planetaria y la siguiente ronda planetaria, los seres entran en un periodo de descanso más grande (lo que se podría denominar: “un Nirvana intermediario de nivel menor que las chispas divinas experimentan entre las rondas planetarias”).

(Mientras que el Nirvana de nivel mayor, las monadas lo van a experimentar al final de las siete rondas.)


Es nuestra parte humana más elevada, la cual se le conoce como “la mónada cadena” (me imagino que se está refiriendo a Manas) quien lleva a cabo las rondas internas, y durante su actividad en cada globo emana “una mónada humana menor” (se ha de referir a manas inferior), el cual se va a revestir con los átomos de vida adecuados proporcionados por el globo en cuestión.

(Que en el caso que nos concierne a nosotros, manas inferior se va a revestir de:

  - su cuerpo kamíco o emocional,
  - su cuerpo pranico o energético,
  - su cuerpo astral y
  - su cuerpo físico.)



Los otros globos de la cadena terrestre también son visitados, después de la muerte, durante el sueño y durante las iniciaciones, pero por periodos mucho más cortos de tiempo.

La muerte del cuerpo físico es seguida por una segunda muerte en el Kama-Loka, en donde nuestra naturaleza baja y oscura es desechada. Mientras que el ego reencarnante (la parte buena de la persona desencarnada) se une con la Triada Superior y entra en el feliz estado del sueño devachánico.

Y mientras tanto, las mónadas cadenas (¿Manas?) pasan a través de los globos del arco ascendente, haciendo una pausa en cada uno de ellos y dejando los átomos de vida pertenecientes a cada uno de esos globos. Y ellas proyectan una porción de su conciencia, la cual encarna brevemente en un vehículo apropiado, pero la mónada humana en su conjunto es virtuosamente inconsciente de esas experiencias.

Una excepción a esto (en mayor o menor grado) se encuentra en los humanos avanzados de la cuarta ronda, así como los que ya alcanzaron el nivel de desarrollo que tendrán los humanos en la quinta y en la sexta rondas.  Y es que durante las iniciaciones, el ser interior de quien es iniciado, no sólo viaja hacia los otros globos de nuestra cadena planetaria (y obtiene su primera experiencia de esos lugares), sino que también visita a los otros planetas y también al sol.


En cambio “la mónada espiritual” (sospecho que se está refiriendo a Buddhi) tiene una diferente “reincorporificación” o “mónada cadena” en cada uno de los siete (o doce) cadenas planetarias que pertenecen a nuestra familia de planetas sagrados.

En la actualidad, nuestras mónadas espirituales (¿Bhuddi?) están especialmente vinculadas con la cadena de la Tierra ya que este planeta es nuestra estación actual en las rondas externas.


Durante las rondas externas menores que se efectúan después de la muerte, nosotros pasamos relativamente rápido a través de los globos que conforman las cadenas planetarias, pero cuando se efectúan las rondas externas mayores, nuestra oleada de vida se mueve hacia otra cadena planetaria, y entonces esa nueva cadena planetaria se volverá nuestra estación base por un manvantara solar entero.

Y durante las rondas externas a través de los planetas sagrados, el orden es el siguiente: Júpiter, Venus, la Tierra, Mercurio, Marte… (la lista no está completa).

(Esto se encuentra en “Los diálogos de G. de Purucker” vol. 1, p. 21 y 72; y véase también su libro “La fuente origen del ocultismo” p. 141 y 151.)


Durante el periodo post-mortem, la mónada espiritual que lleva dentro de ella al ego (así como yo lo entiendo se refiere a Buddhi con Manas) recorre las vías magnéticas conocidas como “las Circulaciones del Cosmos” y que a nivel humano corresponden a la red de nervios, venas y arterias del cuerpo físico.

Y al igual que como sucede con el Devachan, la duración y la naturaleza de la experiencia post-mortem de la ronda externa, están determinadas por la calidad moral, espiritual e intelectual que tuvo el ser humano en su última vida en la Tierra.

Durante su viaje post-mortem a través de las cadenas planetarias [de los planetas sagrados], la mónada se libera de los átomos de vida asociados con cada una de esas cadenas planetarias. Ella se despoja de todos los siete “recubrimientos” con los que se había revestido durante sus previas encarnaciones en la Tierra y finalmente entra en la cadena solar (que es su hogar espiritual).


Y en su viaje de retorno a la cadena terrestre, la mónada pasa a través de los mismos planetas, pero esta vez en orden inverso y en cada uno de ellos recoge los átomos de vida que previamente había dejado.


La mónada pasa a través de toda la cadena planetaria de cada uno de los planetas sagrados. Y en cada uno de esos globos, la mónada emana un rayo, el cual es “un alma psico-mental temporal” que brevemente se incorpora en un vehículo adecuado (espiritual, astral, etéreo o físico).

Este rayo es “nativo” para el planeta en el que se manifiesta y pasa a través de sus diversos períodos cíclicos de actividad. Después de lo cual el rayo se retira dentro de la mónada.

Los principios más altos asociados con la mónada proceden al siguiente planeta a lo largo de las Circulaciones del Cosmos, impulsados por la atracción kármica. Y el mismo proceso se repite en cada uno de los planetas sagrados.


Después de visitar la cadena solar, la mónada espiritual (¿Buddhi?) se da la vuelta y regresa sobre sus pasos, porque las atracciones y aspiraciones que había generado previamente y que permitieron que se pudiera elevar a través de las esferas, ya ha agotado sus energías, y las semillas latentes de pensamiento y de sentimiento almacenadas en la mónada de sus anteriores reencarnaciones en la Tierra, debido a su origen más denso (ya que se formaron en las esferas materiales) ahora comienzan a tirar a la mónada de nuevo hacia abajo.

(Vemos que según G. de Purucker, a la monada espiritual le sucede lo mismo que le sucede al ego reencarnante, el cual cuando termina de agotar las energías que le permitieron ascender al Devachan, sus Skandhas y el Karma lo vuelven a atraer hacia la Tierra para volverse a encarnar.)

Al regresar a la cadena terrestre, la parte más elevada de la mónada humana (¿Buddhi?) desciende a través de los globos A, B y C, permaneciendo brevemente en cada uno de ellos para recoger los átomos de vida que previamente había dejado durante su ascenso a través de los globos E, F y G, y los cuales han estado persiguiendo sus propios orden de marcha en el período intermedio.

(Los átomos de vida son “las chispas divinas” de los seres que nos componen.

Y es que así como nosotros llevamos una evolución, los pequeños seres que nos componen – o sea nuestras células – también tienen su propia evolución, la cual se incorpora con la nuestra. Y esos seres minúsculos también tienen su “chispa divina” aunque obviamente a un nivel microscópico.

Y a su vez las células están compuestas de seres todavía más pequeños – los átomos – quienes también tienen su propia evolución, la cual se incorpora dentro de la evolución de las células. Y los átomos también tienen su propia “chispa divina”, nada más que esta se encuentra a un nivel atómico. Etc.

Y así el proceso se repite desde lo infinitamente grande hasta lo infinitamente pequeño.)


Y cuando por fin la mónada llega al globo D, el ego reencarnante está llegando al final de su sueño devachánico y comienza a prepararse para su próxima encarnación. Entonces Manas proyecta un rayo de su esencia en el ovulo fecundado que kármicamente le sea más apropiado y manas inferior nace en el cuerpo de un nuevo bebé.



Nosotros comenzamos el presente manvantara solar en la cadena de la Tierra como chispas divinas inconscientes y se requiere de siete apariciones planetarias (o diez o doce, todo depende la clasificación que usen) para desarrollarnos y elevarnos a la categoría de seres divinos auto conscientes. Y por analogía, el mismo proceso tendrá que ser pasado a través de cada una de las cadenas planetarias durante las rondas externas mayores, con el propósito de convertirnos en “Maestros de la Vida” de cada una de ellas.

Las rondas externas a través de las cadenas planetarias de los planetas sagrados del sistema solar, se repiten siete (o doce) veces. Y además de las rondas externas llevadas a cabo de una cadena planetaria a otra cadena planetaria, también existen las rondas externas de un sistema solar a otro sistema solar, las cuales son llevadas a cabo por las mónadas divinas. E incluso sobre periodos de tiempo aún más largos, habrá rondas externas llevadas a cabo de una galaxia a otra galaxia, etc.


Todo es relativo, porque para la mónada cadena (¿Manas?) el viaje de un globo a otro globo constituye su ronda interna, mientras que el viaje de un planeta a otro planeta constituye su ronda externa.

En cambio para la mónada espiritual (¿Buddhi?) el viaje de un planeta a otro planeta constituye su ronda interna, mientras que el viaje de un sistema solar a otro sistema solar constituye su ronda externa.

Y para la mónada divina (¿Atma?) el viaje de un sistema solar a otro sistema solar constituye su ronda interna, mientras que el viaje de una galaxia a otra galaxia constituye su ronda externa.

Y como lo pueden constatar:

¡Hay rondas internas y externas a todos los niveles y a todas las escalas!

Y así por ejemplo, al igual que la mónada cadena (¿Manas?) prosigue con sus rondas de un globo a otro globo, de la misma manera los átomos de vida de nuestros cuerpos prosiguen con sus “rondas” (o peregrinaciones) a través de las distintas vestiduras de nuestro huevo áurico.



Conclusión

La Teosofía pinta un magnífico panorama de la evolución, mostrándonos que no somos simples seres materiales condenados a vivir una vida única y sin sentido en la Tierra, sino que en realidad somos “los niños del Cosmos”.

Somos las chispas divinas que recorren una eterna aventura evolutiva a través de los infinitos campos del espacio y del tiempo.


Fuentes:
- La tradición esotérica de G. de Purucker (2ª ed.), 839-78
- Diálogos de G. de Purucker, 1:244-6, 2:306, 3:275-85
- La fuente origen del ocultismo de G. de Purucker, 350-60, 599-603, 627-36

Y para más información, lean también el capítulo “rondas y manvantaras” y el capítulo “los doce planetas sagrados”.



Observaciones

Sobre las rondas externas, los instructores teosóficos originales dijeron muy poco. Blavatsky en La Doctrina Secreta menciona que durante los estados en los que entran los humanos después de la muerte, mientras que el ego reencarnante entra en el dichoso estado de sueño devachánico, la mónada (Atma-Bhuddi) viaja a su fuente progenitora (la cuál Pastor menciona que es el Logos solar). Y para hacer eso, la mónada efectúa una peregrinación a través de los planetas sagrados en donde deja en cada uno de ellos, la “vestidura” que ese planeta le procuró. Luego, cuando terminó su estancia en su fuente solar, la mónada hace el recorrido inverso, recupera sus vestiduras (“sus átomos de vida”) y procede a una nueva encarnación en la Tierra.


Vemos que Gottfried de Purucker (quien fue el presidente de la Sociedad Teosófica de Pasadena de 1929 a 1942) concuerda con esa enseñanza, pero añade más información en sus escritos (y de los cuales aquí David Pratt hizo un resumen).

Y como se los mencioné más arriba, por la consistencia que tiene dicha información, considero que tal vez pudiera ser cierta, aunque me mantengo cauto.

Sobre la posibilidad que los humanos viajen a los globos superiores de las cadenas planetarias y de manera consciente, Blavatsky dice que eso sólo está al alcance de los Adeptos más avanzados.


Y sobre la posibilidad de viajar a otros sistemas estelares por medio del espíritu y de manera consciente, Pastor señaló que eso sólo es posible para seres sumamente evolucionados.

Pero G. de Purucker aquí en sus explicaciones no habla de viajes efectuados de manera consciente por nosotros, sino de viajes efectuados por nuestros tres principios superiores que son: Atma, Bhuddi y Manas (superior). Los cuales todavía no los controlamos y por consiguiente somos inconscientes de las experiencias que tienen esos principios superiores de nuestro ser.