El
maestro Morya en una carta que le escribió al señor Alfred Sinnett en diciembre
de 1881, le comento que él había visitado en varias ocasiones a la tía de
Blavatsky, la señora Nadyejda Andreewna de Fadeyev (o Fadeew) quien vivía en la
ciudad de Odesa:
« La
vieja dama de Odesa —la Nadejda— está
muy ansiosa por recibir tu autógrafo; ‘el de un gran y célebre escritor’. Ella
dice que no estaba muy dispuesta a desprenderse de la carta que le escribiste
al General, pero ella tuvo que hacerlo para enviarte una prueba de su propia
identidad.
Ella
dice que yo, el "Khosyayin" (el Khosyayin de su sobrina, así me llamó
cuando fui a verla tres veces) le conté sobre el asunto aconsejándole que te
escribiera, proporcionándole de esta manera tu autógrafo. »
(CM 39, p.253-4)
Observaciones:
- El General al que se refiere es el tío de Blavatsky, el General de División Rotislav Andreyevich de Fadeyev.
- Khosyayin es una palabra rusa que significa: Señor, jefe, amo de una casa, etc.
Posteriormente
la tía de Blavatsky confirmó una de esas visitas que le hizo el maestro Morya, ya
que en una carta que ella le escribió al
Coronel Olcott, el 26 de junio de 1884, ella narró lo siguiente:
« Si estos datos les pueden servir, hace dos o tres años
le escribí al Sr. Sinnett en respuesta a una de sus cartas que me había
enviado, y recuerdo haberle contado sobre lo que me sucedió acerca de una carta
que recibí de una manera muy fenomenal, cuando mi sobrina [Blavatsky] estaba al
otro lado del mundo y nadie de nosotros tenía noticias de ella, lo que nos
preocupaba mucho.
Todas nuestras investigaciones
habían terminado en nada y estábamos listos para considerarla muerta, cuando
(creo que fue en el año 1870) recibí una carta de ese Maestro a quien creo que
ustedes llaman Kouth-hoomi [Kuthumi]
y esta carta me fue dada de la manera más incomprensible y misteriosa que se
puedan imaginar por un mensajero de aspecto asiático, quien luego de entregármela desapareció ante mis propios ojos.
En su carta, él me pedía que no
temiera nada y me informó que Blavatsky estaba a salvo.
Mi sobrina me había hablado de estos
Mahatmas hace años, y en una ocasión ella me escribió que una vez más se había
encontrado y había renovado su colaboración con varios de ellos, incluso antes
de escribir su libro “Isis Desvelada”.
Y si yo que me considero una
ferviente cristiana, pero que aún así he terminado por creer en la existencia
de estos hombres, aunque me niegue a dar crédito a todos los milagros que se
les atribuyen, ¿por qué los demás no deberían de creer también en su
existencia?
Al menos yo puedo certificar la
existencia de uno de ellos, y puedo
asegurarlo porque yo lo vi con mis propios ojos.
¿Y quién
entonces podría haberme escrito esta carta para tranquilizarme en el momento en
que más lo necesitaba ante tanta angustia, a menos que no hubiera sido uno de
esos Adeptos mencionados por ella?
Es cierto que la escritura de la
carta no la conozco, pero la forma en que me fue entregada fue completamente
fenomenal y pienso que solamente un experto en las ciencias ocultas podría
haberlo efectuado así. Y además ese Adepto me prometió el regreso de mi sobrina
y su promesa se cumplió cabalmente.
Todavía tengo la carta pero esta se
encuentra en Odessa, e inmediatamente después de mi regreso se la enviaré, y
estaré encantada de ayudar en lo que pueda serles útil. » (1)
Algunos lectores quedarán muy
sorprendidos por lo que relató la señora Fadeyev, pero deben de saber que los Maestros
transhimaláyicos cuando visitan a alguien que se encuentra en un lugar lejano,
ellos no lo hacen con su cuerpo físico sino con su cuerpo sutil.
Ellos proyectan su cuerpo sutil al
lugar donde se encuentra esa persona, luego materializan su cuerpo sutil hasta volverlo
visible, y después de haber conversado con esa persona ellos desvanecen esa
materialización y se retiran.
Y en varias ocasiones otros testigos
presenciaron eventos parecidos y a continuación les pongo algunos ejemplos:
- El hindú Mooljee Thackersey narró
que en una ocasión él le entregó una carta al maestro Morya, y luego se dio la
vuelta para regresarse pero volteó para despedirse del Maestro, y el maestro
Morya ya no estaba y el camino se encontraba vacío. (2)
- Y el coronel Olcott narró que
cuando Damodar había desaparecido, un mensajero le entregó una nota donde su
Maestro le decía que Damodar estaba a salvo y que pronto regresaría, y unos
segundos más tarde el mensajero se había desvanecido y no había alrededor lugar
donde poder esconderse. (3)
- Y el coronel Olcott también
mencionó que cuando él vivía en Nueva-York, una noche el maestro Morya se le
apareció de repente en su habitación y después de haber conversado con él
durante unos minutos desapareció. (4)
- Y el escritor ruso Vsevolod Solovyov
mencionó algo parecido ya que en un artículo él escribió que una noche cuando
se encontraba en un cuarto de hotel en Elberfeld, Alemania, el maestro Morya se
le apareció, y después de haber conversado un rato con él, de repente
desapareció. (5)
- Y así hay más testimonios.
Referencias
- Sociedad Teosófica, Consejo General. Informe del resultado de una investigación sobre los cargos contra Madame Blavatsky presentada por los misioneros de la Iglesia Libre Escocesa de Madrás, y examinada por un comité designado para ese fin por el Consejo General de la Sociedad Teosófica. Madras, India: Theosophical Society, 1885, pp. 94-95.
- Henry Olcott, “Las Viejas Hojas de un Diario”, volumen II, capítulo 4.
- Henry Olcott, “Las Viejas Hojas de un Diario”, volumen III, capítulo 5.
- Henry Olcott, “Las Viejas Hojas de un Diario”, volumen I, capítulo 24.
- Beatrice Hastings, “Solovyoff's Fraud”, Edmonton, Alberta, Canada: Edmonton Lodge of the Theosophical Society en Canada, 1988, p.27-29.