Vera Petrovna Zhelikhovsky fue la hermana de Blavatsky, y sobre
este asunto ella escribió lo siguiente:
« Entre los que
asiduamente nos visitaban en el departamento ubicado en Rue Notre
Dame-des-Champs 46, en Paris, había algunas personas eminentes. Me acuerdo
haber visto allí a muchos sabios, doctores en medicina y científicos, y también
a magnetizadores y clarividentes, como también a algunas damas más ó menos
versadas en literatura y en las ciencias abstractas, y además muchos
compatriotas nuestros de ambos sexos.
Entre
todas estas personas cuyos nombre recuerdo están: C. Flammarion, Leymarie, de
Baissac, Richet, Evette el hipnotizador y quien fue discípulo y amigo del Barón
Dupotet y el señor Vsevolod Solovioff, el escritor ruso, y quien fue uno de sus
visitantes más asiduos, y que en ese tiempo manifestaba una gran adhesión hacia
la causa teosófica y admiración hacia Madame Blavatsky.
El
Coronel Olcott y el Sr. Judge (este último llegado de Nueva York) nos mencionaron
numerosos relatos de los fenómenos más fabulosos que habían presenciado, pero
yo y su familia solo vimos aquellos que pertenecen a las facultades
parasicológicas, exceptuando una o dos veces en que oímos sonidos armoniosos
producidos á voluntad por Blavatsky en diferentes direcciones.
Y
también en otra ocasión, una carta sellada, la cual no solo fue leída
psicométricamente, sino que después de trazar una línea y una estrella
teosófica con un lápiz rojo en una hoja de papel, ella hizo que este signo
apareciera dentro del sobre, en el lugar deseado de la carta sellada y doblada
en cuatro.
Este
fenómeno fue asegurado con la firma de seis ó siete testigos, y entre ellos se
encontraba Solovioff, quien describió lo sucedido en el periódico ruso Rebus, del 1º de julio 1884, bajo el
título de “Fenómenos Interesantes”.
También
citaré un testimonio que nunca ha sido publicado por la prensa inglesa ni
francesa, y me refiero a los notables fenómenos que el señor Vsevolod Solovioff
ha descrito en muchas de las cartas que él me envió.
Y
así por ejemplo, después de haber ido a visitar a Blavatsky a Elberfeld (en
Alemania) durante el mes de septiembre de aquel mismo año, él me escribió una
larga carta acerca de una entrevista que le había concedido el Mahatma Morya,
así como también respecto a las visiones que había tenido previamente a la aparición
de ese gran Adepto.
No
describiré en detalle lo que el señor Vsevolod me mencionó, porque él me
informó que envió un relato de ello al Diario de la Sociedad para la
investigación psíquica de Londres, pero esto es lo que él me comunicó en
respuesta a mis preguntas sobre la autenticidad de esa aparición, en una carta
fechada del 21 de noviembre de 1885:
-
“Aquí
hay una prueba más y la recibí en Wurzburgo al mismo tiempo que la visita del
Mahatma Morya, y ante los grandes celos de todos los teósofos: se trata de una
carta autografiada por el Mahatma Kuthumi, ¡e incluso esta en ruso!
No me sorprendió en lo más mínimo cuando
encontré esta carta precisamente en el libro que tenía en la mano, porque tenía
un presentimiento de que iba a suceder. ¡Lo sabía de antemano!
Lo que sí me sorprendió fue que en esa carta
se explicaba de un modo claro y conciso sobre las cosas que poco antes estaba
discutiendo [con Blavatsky] y dándome una contestación precisa a las preguntas
que en ese momento había formulado.
Y esto a pesar que cuando se apareció la
carta me hallaba algo apartado de los demás y nadie se había aproximado a mí, y
por consiguiente nadie hubiese podido poner la carta en el libro.
El individuo que lo hizo debió poder captar
mi pensamiento y escuchar las palabras que yo había dicho, para poder dar la
contestación exacta. Y este fenómeno lo he observado varias veces en mi propio caso
y en el de otras personas.”
(El señor Solovioff sugirió que tal vez Blavatsky lo había
hipnotizado, a lo que Vera contestó.)
Los
poderes ocultos de Madame Blavatsky sin duda eran grandes. Sin embargo, nadie,
que yo sepa, le había atribuido jamás a sus facultades: la sugestión hipnótica,
como parece haberlo hecho el señor Solovioff.
Además,
su hipótesis no puede sostenerse, porque muchas veces las cartas de los
Mahatmas y de Madame Blavatsky, han sido examinadas por peritos quienes siempre
han declarado que las escrituras son diferentes, y a lo cual hay que añadir que
el señor Solovioff no ha sido el único que ha recibido tales cartas, y
exactamente bajo las mismas condiciones.
El
Dr. Hübbé-Schleiden, editor de The Sphinx, y muchos otros, lo demuestran,
habiendo recibido sus cartas en la ausencia Madame Blavatsky.
Pero
regresemos al testimonio del señor Solovioff. Él termina su carta del 21 de
noviembre en estos términos:
-
“Cuando
su vida llegué a su fin [de Blavatsky], la cual estoy convencido que sólo se
mantiene sostenida por algún poder mágico, lloraré toda mi vida por esta
desafortunada y extraordinaria mujer.”
Y
ciertamente Solovioff tenía razón al hablar así, ¡pues él más que alguno otro
había tenido pruebas de sus poderes extraordinarios!
He
aquí algunas líneas de otra carta suya, escrita el 22 de diciembre de 1884,
cuando mi hermana se encontraba desde hace dos meses en la India y el señor
Solovioff se encontraba en París:
-
“Terminé
mi cena, fui a buscar un cigarro en mi habitación. Subo, abro la puerta,
enciendo una vela. ¿Y qué veo? Veo a tu hermana, Helena Blavatsky, en su
vestido negro de la mañana. Ella me saludó, me sonrió y dijo: ¡Aquí estoy! Y
desapareció ¿Qué significa todo esto por fin?”
Como
suceso, esto no tenía nada de particular. Simplemente mi hermana deseaba,
devolverle (en cuerpo astral) las frecuentes visitas que el señor Solovioff le
había hecho a ella (en cuerpo físico) en París, en Elberfeld y en Wurzburgo. »
(HPB, un esbozo biográfico)
OBSERVACIONES
Hay
testimonios que muestran que Blavatsky si tenía la capacidad de hipnotizar y
hacerle ver a la gente las visiones que ella quería, pero ella siempre enfatizó
que sus maestros se lo tenían prohibido, y la documentación histórica muestra
que muy probablemente ella si poseía los poderes que se mencionan arriba, y también
que las cartas de los maestros si fueron materializadas por métodos ocultos.
Posteriormente
Vsevolod Solovioff se enfadó con Blavatsky porque él quería que ella utilizara
sus poderes para espiar para el Imperio ruso, pero ella se negó.
Y
después que Blavaysky falleció, Solovioff escribió un libro acusando a Blavatsky
de ser una espiá y una fraudulenta, pero las cartas que Solovioff le escribió a Vera
muestran que en realidad ese libro fueron puras calumnias de Solovioff.
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