Maestro Kuthumi
El
primero que abordó este asunto fue el maestro Kuthumi quien en una carta que le
escribió al funcionario británico Allan Octavian Hume, el 9 de julio de 1882, le
explicó lo siguiente:
« Tomemos tan solo un millón de años (periodo sospechado
y ahora aceptado por tu ciencia) para representar el término completo de
existencia del hombre sobre la Tierra en esta cuarta Ronda.
Y asignando un promedio de un siglo
para cada reencarnación, entonces encontramos que mientras la suma de todas sus
vidas en nuestro planeta (en esta Ronda) arroja la cifra de 777 x 100, o sea
77’700 años.
En cambio en las esferas subjetivas
el humano ha estado 1’000’000 - 77’700, o sea 922’300 años !!!
¡Lo cual es muy
poco estimulo para los extremados reencarnacionistas modernos que pretenden
recordar sus varias vidas anteriores!
Y en caso de que quieras hacer
algunos cálculos, no olvides que más arriba solamente hemos computado un
promedio de vidas completas efectuadas por el alma con consciencia y
responsabilidad.
Nada se te ha dicho en cuantos a los
fracasos que resultan a consecuencia de los abortos, de los idiotas congénitos,
de la muerte de niños en sus primeros ciclos septenarios, etc. Ni tampoco se te
ha mencionado de las excepciones de las que por el momento no te puedo hablar.
Y no debes de olvidar que el
promedio de una vida humana varía muchísimo de acuerdo a las rondas. »
(CM 14, p.83)
Blavatsky especificó que las cifras
exactas no se pueden revelar porque están reservadas para los iniciados, pero
aún así si consideramos los números representativos que dio el maestro Kuthumi,
o sea un millón de años totales menos 77’700 años de vida física (que son 777
encarnaciones a 100 años en promedio cada una) eso nos da 922’300 años de vida
sutil (la inmensa mayoría de ella se pasa en el Devachan).
1’000’000 – (777 x 100) = 1’000’000
– 77’700 = 922’300
Y si dividimos esos 922’300 años de
vida sutil entre las 777 encarnaciones, eso nos da un promedio de 1'187 años
antes de volver a reencarnar.
Ahora bien, esta carta no se hizo
pública hasta 1923 cuando se publicó por primera vez el libro “Las Cartas Mahatma”.
Alfred
Sinnett
El periodista inglés Alfred Sinnett
leyó esta carta, pero se nota que no la comprendió ya que en su libro “Buddhismo Esotérico” (1883), él escribió
lo siguiente:
« La presente raza
de la humanidad, o sea la quinta raza-raíz de esta cuarta ronda, principió a
evolucionar hace un millón de años. Ahora bien, ésta aún no ha concluido, pero
suponiendo que un millón de años constituya la vida completa de una raza.
¿Cómo habría
que subdividirlo para cada mónada individual?
En una raza debe haber más bien más
de 100 encarnaciones, siendo difícil que lleguen a 120 para una mónada
espiritual. Pero demos por hecho que ha habido ya 120 encarnaciones para las
mónadas de la raza actual; y supongamos que el término medio de la vida de cada
encarnación haya sido un siglo; pero aun así, sólo tendríamos 12’000 años
empleados en la existencia física, mientras que para la subjetiva son 988’000
años, resultando un término medio de más de 8'000 años entre dos encarnaciones.
Ciertamente que estos períodos
intermedios son de duración muy variable, pero difícilmente pueden ser menores
de 1’500 años —no teniendo en cuenta, por supuesto, el caso de los Adeptos, los
cuales se hallan por completo fuera de la acción de la ley ordinaria— y 1’500
años, si no representa un período imposible por lo corto, sería de todos modos
un intervalo muy breve entre dos nacimientos.
Estos cálculos deben, sin embargo,
ser calificados por dos consideraciones. Los casos de los niños que mueren en
la infancia son por completo diferentes a los de las personas que alcanzan la
madurez completa, y esto por razones evidentes que se comprenderán por las
explicaciones que ya se han dado.
Un niño que muere antes de que haya
vivido lo bastante para principiar a ser responsable de sus actos, no ha
generado Karma nuevo alguno, por lo que la mónada espiritual abandona el cuerpo
del niño en el mismo estado en que lo ocupó después de su última muerte en
Devachan. No ha tenido ocasión de tocar en su nuevo instrumento, el cual se ha
roto antes de estar templado, y por consiguiente puede tener lugar
inmediatamente una reencarnación de la mónada de la misma clase que la
anterior. Pero la mónada que se reencarna así no debe ser identificada espiritualmente
en modo alguno con el niño que murió.
Igual cosa sucede con una mónada que
ocupe el cuerpo de un idiota de nacimiento. El instrumento no puede ser
templado, de suerte que no puede tocar con él, como tampoco con el cuerpo del
niño en los primeros años de su vida.
Pero estos dos casos son excepciones
manifiestas que en nada alteran la regla general que se ha expuesto antes para
todas las personas que llegan a la madurez y que emplean sus vidas en el bien o
en el mal. »
(Cap. 7, p.119-121)
El maestro Kuthumi explicó que en
promedio los humanos tardan unos 1'187 años antes de volver a reencarnar. Pero
Alfred Sinnett explicó algo muy diferente ya que él escribió que en promedio
los humanos tardan más de 8'000 años antes de volver a reencarnar y aunque esos
períodos intermedios son de duración muy variable, difícilmente pueden ser
menores de 1’500 años.
Sin embargo los lectores tampoco le
prestaron atención a lo que escribió el señor Sinnett y se quedaron con la idea
de que él había afirmado que los humanos tardan siempre 1'500 años para volver a
reencarnar.
Helena
Blavatsky
Posteriormente Madame Blavatsky quiso
corregir lo que escribió el señor Sinnett y es por eso que en su libro “La Clave de la Teosofía” (1891) ella
especificó:
« El intervalo entre dos renacimientos se extiende de
diez a quince siglos. »
(Cap. 8, p.132)
William
Judge
Mucha gente no comprendió sobre la
aparente contradicción que existía entre lo que dijeron los diferentes
instructores teosóficos, y es por eso que William Judge en su revista The Path de marzo 1893, explicó lo
siguiente:
« Un
corresponsal me envió una carta para comentarme que él tiene la impresión de
que existe cierta confusión en la literatura teosófica con respecto al tiempo
que dura la estancia de un humano en el Devachan.
Y para ilustrármelo, él citó los
enunciados hechos por el señor Sinnett en el sentido de que el número de años
es de 1’500, mientras que a mi me citó dando un tiempo más corto.
Ahora bien, siempre se debe de recordar
dos cosas:
Primero que el señor Sinnett al
escribir sobre el Devachan en su libro “Buddhismo
Esotérico”, él estaba repitiendo su propia comprensión de lo que los
Maestros transhimaláyicos le habían comunicado a él por medio de las cartas de
los maestros le enviaron (y que afortunadamente se han conservado muchas de
ellas, y las cuales son ahora accesibles a través del libro “Las Cartas Mahatma”)
Y dado que el señor Sinnett no sabía
nada acerca de estos temas esotéricos, él pudo fácilmente cometer algún error
por falta de conocimientos (como su idea de que los 1’500 años era un número
fijo y no un promedio).
Y en segundo lugar, que solamente
los Adeptos que divulgaron esa información podrían conocer con toda certitud el
número exacto de años por el cual, cualquier conducta de vida compelería a uno
para permanecer en el estado devachánico.
Y como esos Adeptos han hablado en
otras partes acerca de este tema, los puntos de vista del señor Sinnett deben
de leerse, pero tomando en cuenta esas declaraciones más conocedoras. Por lo
tanto, en realidad no existe una confusión, salvo en la forma en que los
diferentes estudiantes han tomado la enseñanza.
Los errores que han surgido siempre
provienen de la precipitación, al igual que de la inexactitud, al no saber
abordar el tema como una explicación que involucra un conocimiento de las leyes
de la acción mental.
Y para ilustrárselos, en el libro “La Clave de la Teosofía”, H.P. Blavatsky
dice que la estancia en el Devachan “depende del grado de espiritualidad y del
mérito o demérito de la última encarnación, y el tiempo promedio es de diez a
quince siglos”.
Pero hay que tener en consideración
que ese lapso corresponde al “tiempo para la persona promedio que tiene dentro
de ella tendencias devachánicas” (o sea que fue más o menos buena y
espiritual), ya que muchas personas “promedio” que se encuentran en la Tierra
no tienen tales tendencias (son malas y/o materialistas), y de ahí que la observación
de la página 158 da una posible diferencia de 500 años para esos individuos.
Sin embargo esto está en
concordancia con la teoría establecida porque en un tema que depende solamente
de la acción sutil de la mente, sería muy difícil el formular cifras exactas. »
(p.369-372)
Conclusión
Actualmente los humanos tardan entre
1’000 y 1’500 años para volver a reencarnar, pero ustedes deben de tener en
cuenta que eso solo es un promedio que engloba grandes diferencias cuyos
extremos van desde unos pocos días hasta varios milenios.
Para darles una analogía,
actualmente los humanos viven en promedio entre 70 y 80 años, pero hay quienes
mueren a las pocas horas de haber nacido y hay quienes mueren después de más de
un siglo.
¿QUÉ FACTORES
INFLUYEN EN LA DURACIÓN?
Maestro
Kuthumi
El maestro Kuthumi explicó que la
duración en el Devachan depende de varios factores:
« El
periodo en el Devachan dura en proporción al buen karma, después del cual la
mónada reencarnará de nuevo. »
(CM 16, p.106)
« La estancia en el Devachan es proporcional a los
impulsos psíquicos no agotados originados durante la vida en la Tierra, y
aquellas personas cuyas atracciones hayan sido predominantemente materialistas
serán atraídas más pronto de vuelta hacia el renacimiento por la fuerza de Tanha. »
(CM 25, p.200)
Vemos que hay tres factores principales:
- El karma positivo generado durante la reencarnación.
- Los impulsos psíquicos generados durante la reencarnación.
- El deseo por tener más experiencias terrenales (Tanha).
William
Judge
William Judge detalló más al
respecto sobre esos tres factores:
« La estancia en el Devachan dura hasta que Karma está
satisfecho en esa dirección. Y también la permanencia en el Devachan es
proporcional a los impulsos psíquicos no agotados originados en la vida
terrestre. Y hay un agotamiento gradual de esa fuerza que mantiene al humano en
ese estado.
Por lo tanto, aquellos cuyas
atracciones fueron preponderantemente materiales, ellos serán más prontamente
arrastrados de vuelta hacia el renacimiento por la fuerza de Tanha (que es la sed por experimentar la
vida terrenal).”
En estas notas se afirma muy
claramente, tal como siempre se enseñó, que ir al Devachan depende de los
pensamientos psíquicos que se generan durante la vida en la Tierra.
Y aquí la palabra “psíquico” se
refiere a todo lo referente a la naturaleza buena del alma, y de ahí que aquel
que no haya originado muchos impulsos como estos, tendrá muy poca base o fuerza
para adentrarse por mucho tiempo en el estado devachánico.
Y el segundo párrafo de estas notas
muestra que el pensador muy materialista no habiendo formulado ninguna base de
pensamiento espiritual o psíquico, es “traído más pronto de vuelta al
renacimiento en la Tierra por la fuerza de Tanha.”
Lo cual significa el arrastre o
fuerza magnética que provoca la sed de vida inherente en todos los seres y que
se encuentra estampado en las profundidades de su naturaleza esencial.
Y hay que remarcar que en un caso
como este, la regla de promedio no se aplica dado que todo el efecto en
cualquier sentido se debe a un equilibrio de fuerzas y es el resultado de la
acción y la reacción.
Esta clase de personas muy
materialistas y muy malas podrían emerger del Devachan para volver a
reencarnar, en los casos más extremos, en alrededor de un mes después de haber
entrado al Devachan;
Y si su salida no es inmediata esto
se debe solo porque tenemos que conceder un cierto tiempo para que se gasten
ciertos impulsos psíquicos generados en la infancia, antes de que el individuo
haya sido completamente dominado por el más bajo materialismo.
Pero como cada quien varía en su
fuerza y con respecto al impulso psíquico que ha generado, algunos individuos
pertenecientes a esta clase, pueden permanecer en el estado devachánico: uno,
cinco, diez, veinte, cincuenta, cien, doscientos años, y así sucesivamente.
Todo dependiendo de la cantidad de fuerzas psíquicas generadas durante su vida
en la Tierra. »
(The Path, marzo 1893,
p.369-372)
CASOS
PARTICULARES
El conocimiento de esos factores
explica los casos particulares que señalaron los instructores teosóficos, como por
ejemplo:
Los niños que mueren a muy temprana
edad no tuvieron el tiempo de acumular los impulsos psíquicos que les permitan
permanecer en el Devachan y es por eso que reencarnan muy rápidamente.
Los idiotas congénitos, aunque si
pueden vivir durante muchos años, no tienen la capacidad de acumular esos
impulsos psíquicos a causa de su padecimiento mental.
Las personas muy materialistas
suelen reencarnar rápidamente debido a que su deseo por tener más experiencias
materiales es muy fuerte.
Los individuos muy malos también
suelen reencarnar muy rápidamente debido a que no disponen del karma positivo
que les permita ascender al Devachan.
CASOS
EXCEPCIONALES
Los instructores teosóficos también señalaron
casos muy particulares:
Maestro
Kuthumi
« Salvo unos casos excepcionales como por ejemplo los
Iniciados tales como nuestros Teshu-Lamas, y los Bodhisatvas, y también unos
cuantos otros casos particulares. Ninguna mónada humana reencarna antes de su
ciclo establecido. »
(CM 23B, p.176)
« Nuestros “Byang-chubs” y “Tchang-chubs” son los
Hermanos que pasan del cuerpo de un gran Lama al de otro, como Lhas o Espíritus incorpóreos.
El Tchang-chub es un adepto que por
el poder de su conocimiento y de la iluminación de su alma, ha llegado a estar
exento de la tragedia de la transmigración inconsciente.
Y es por eso que en vez de
reencarnarse solamente después de la muerte corporal, él puede hacerlo, según
su voluntad y deseo, repetidamente durante su vida si así lo prefiere.
Él tiene el poder de elegir para sí
mismo nuevos cuerpos, ya sea en este o en cualquier otro mundo, y esto lo puede
hacer al mismo tiempo que él sigue en posesión de su vieja forma que generalmente
él preserva para sus propios propósitos. »
(CM 49, p.285)
William
Judge
« Es posible omitir un periodo en
Devachan, pero esto es extremadamente excepcional y no es provechoso salvo en
raras circunstancias, y se nos dice que ocurre en dos ocasiones:
Primero, en
ciertos raros casos cuando los Adeptos [Maestros], a fin de acelerar el
desarrollo de un chela [un discípulo], al momento de su muerte, lo ayudan a
pasar a otro cuerpo joven que en ese instante esté perdiendo su propio
ocupante, pero que no esté tan enfermo como para evitar la plena recuperación
de la salud, después de la llegada de la nueva vitalidad.
En el segundo
lugar, en el caso de Lamas superiores, cuando al morir el viejo Lama, su
espíritu entra en un nuevo cuerpo que aún no nace. »
(Ecos
del Oriente II, p.433)
Helena
Blavatsky
«
Hay casos que, si bien pocos, son más frecuentes de lo que pudiera creerse, que
son las reencarnaciones voluntarias y conscientes de los adeptos durante sus
pruebas.
Todo
humano tiene en su interior un “Sí superior” y un cuerpo astral, pero pocos son
(aparte de los adeptos superiores) los que puedan controlar el cuerpo astral o
alguno de los principios que les animan, luego de terminada la vida terrena.
Los grados de tal poder obviamente varían mucho, paro mencionaremos tres:
·
El más inferior de esos grados permite al adepto
que tuvo grandes obstáculos durante su vida para estudiar y practicar sus
poderes, escoger después de la muerte otro cuerpo en el que pueda proseguir con
sus interrumpidos estudios, aunque ordinariamente pierde en este nuevo cuerpo,
todo recuerdo de su encarnación anterior.
·
El siguiente grado le permite además
transferir al nuevo cuerpo la memoria de su vida pasada.
·
Mientras que el grado más elevado casi no
tiene límites en el ejercicio de esta maravillosa facultad.
Como
ejemplo de un adepto que gozó del primer grado de poder oculto, algunos
cabalistas medievales citan al famoso personaje del siglo XV, el cardenal de
Cusa (1401-1464).
A
causa de su maravillosa devoción al estudio esotérico y de la cábala, la ley
kármica permitió que este sufrido adepto buscara una recuperación intelectual y
liberación de la tiranía eclesiástica en el cuerpo de Copérnico (1473-1543).
Ahora
bien, si esto no fuera verdad, no deja de interesar la suposición y fácilmente
puede considerarla por cierta quienes crean en tales poderes y lean las
biografías de ambos personajes, y examine después el voluminoso tratado escrito
en latín del siglo XV por el cardenal de Cusa con el título de Docta
Ignorantia, en el cual expone precursoramente todas las ideas que más tarde
habían de servirle a Copérnico de base para establecer su nuevo sistema
astronómico. »
(CW 14, p.377-379)
Vemos
que los instructores teosóficos mencionaron tres casos:
-
Los grandes adeptos que por diversas
circunstancias deciden renacer rápidamente.
-
Sus discípulos cuando los grandes adeptos
consideran que eso les va a servir para su evolución.
-
Humanos que no pudieron realizar el
desarrollo por el que reencarnaron.
LAS
ALTERACIONES HECHAS POR
LA NEO-TEOSOFÍA
Charles
Leadbeater
Posteriormente un charlatán llamado
Charles Webster Leadbeater se apoderó de la Sociedad Teosófica al tener un
inmenso control sobre su nueva presidenta, la señora Annie Besant, y ese
individuo deformó enormemente la enseñanza que fue aportada por los
instructores teosóficos originales, ya que en su libro “La Vida Interna II”, él afirmó:
«
Los estudiantes tienen ciertas ideas
falsas sobre el promedio del intervalo transcurrido entre dos encarnaciones. Es
probable que en la primera época de la Sociedad Teosófica no comprendiéramos
bien la enseñanza dada sobre este punto y que las afirmaciones que entonces se
expusieron se hayan copiado sin adecuadamente analizarlas.
En la excelente obra del señor
Sinnett “El Buddhismo Esotérico” al
final del capítulo correspondiente al mundo celeste (que entonces llamábamos
Devachan) se afirma que el período entre la muerte y el nacimiento físico
siguiente varía notablemente según el individuo, pero que es casi imposible
renacer antes de los 1500 años, mientras que la estancia en el Devachan como
recompensa a un buenísimo karma se prolonga a veces durante enormes períodos.
Esta afirmación se basa en pasajes
de las mismas cartas que sirven de fundamento a tan interesante libro, y no
cabe duda de que el señor Sinnett transcribió exactamente las enseñanzas
recibidas.
(Leadbeater asegura
que lo que escribió el señor Sinnett es correcto, pero yo les he demostrado
arriba que en realidad eso es incorrecto.)
En
aquella primera época tomábamos los 1’500 años como término medio para toda la
humanidad; pero las últimas investigaciones nos han demostrado claramente que
eso no era exactamente así, pues para conciliar la afirmación con los hechos
observados, es preciso restringir o ampliar considerablemente dicho período,
aunque si lo constreñimos a un pequeño grupo de los individuos más adelantados
de la raza humana resulta casi exacto.
Por lo tanto consideremos las
diferentes clases de humanidad por su orden, con arreglo a la nomenclatura de
la señora Besant.
Señores de la
Luna
Encabezan la lista los Señores de la
Luna, o sea los que alcanzaron el nivel de arhat en un período cualquiera de la
evolución de la cadena lunar. Para esta humanidad, como para todas las demás,
se abrieron siete senderos al llegar al nivel asignado a su cadena, y en el
caso de la cadena lunar, uno de estos senderos trajo algunos Señores de la Luna
a la cadena terrestre con el objetivo de dirigir las primeras etapas de su
evolución. Sin embargo hace larguísimo tiempo que todos ellos alcanzaron el
adeptado y por eso no hemos de tenerlos en cuenta en el presente tema.
Hombres lunares
del primer orden
Es el primer orden de hombres
lunares, tan numeroso y variado que será necesario estudiarlo en las diversas
subdivisiones expuestas al tratar de las mónadas de la Luna.
1ª y 2ª clase. La primera clase,
según ya dijimos, incluye los que en la cadena lunar ya habían entrado en el
Sendero; y la segunda clase comprende a los que se individualizaron en la
cuarta ronda de la cadena lunar.
Para nuestro estudio podemos
prescindir ahora de ambas clases, puesto que sus miembros han conseguido ya el
adeptado, y por consiguiente no les atañe más la cuestión de las encarnaciones
ni la del intervalo entre éstas.
(Contrario a lo que
afirma Leadbeater, los adeptos si continúan reencarnando, la diferencia es que
ellos tienen cada vez un mayor control de ese proceso y mantienen su conciencia
despierta.)
3ª clase. Son los individualizados
en la quinta ronda de la cadena lunar.
Aquellos de entre éstos que ya están
en el Sendero, reencarnan generalmente en una sucesión continua de vidas, por
lo cual no les concierne la cuestión del intervalo.
Sin embargo si por algún motivo no
emprenden la serie especial de vidas que sigue a la iniciación, entonces los
intervalos son muy largos, por lo menos de mil quinientos, dos mil o más años.
Esto pasa así algunas veces, aunque no es tan corriente como la serie de
encarnaciones rápidas.
(Como se los demostré
arriba, es falso que los humanos que ya se encuentran en el sendero iniciático
efectúen una serie de rápidas reencarnaciones, William Judge precisó que pueden
omitir un periodo en el Devachan y de esa forma reencarnar rápidamente, pero
eso puede ser perjudicial y solo lo hacen excepcionalmente cuando las
circunstancias lo requieren.)
Entre los casos que conocemos de
quienes transpusieron la primera iniciación hace ya mucho tiempo, un ego ha
estado encarnando sucesivamente desde entonces, apenas sin interrupción, mientras
que otro ha estado alejado de la vida física durante dos mil trescientos años;
y a pesar de esto, el resultado por lo que respecta al progreso en el Sendero
parece haber sido exactamente el mismo.
(Esto no es cierto ya
que para poder seguir desarrollándote, necesitas seguir reencarnado.)
La proporcionalidad de las
diferentes etapas de un intervalo tan largo como éste varía considerablemente
según los casos. La estancia en el plano astral es corta y el ego aun puede
pasar por allí rápida e inconscientemente.
La mayor parte del tiempo reside en
el nivel superior del mundo celeste, y finalizada esa existencia celestial
precede a la reencarnación cierto período de vida consciente en el cuerpo
causal. La permanencia del ego en su propio plano en esa etapa evolutiva es la
décima parte del intervalo total entre las vidas terrestres.
(Esto es falso,
Leadbeater deformó mucho la explicación que dieron los maestros.)
Pero tampoco en esto hay dos casos
iguales. En aquellos que están cerca del Sendero, el intervalo general no
excede de mil doscientos años si el ego se individualizó por desarrollo
intelectual y pasa por sus beatíficas experiencias en el transcurso ordinario.
Pero en cambio el intervalo es sólo de setecientos años si el ego se individualiza
súbitamente por un arrebato de emoción o por un tremendo esfuerzo de voluntad y
su vida celeste es más concentrada.
(Esto lo está
inventando.)
Ambos tipos permanecen poco tiempo
en el plano astral y probablemente cinco años son para ellos un buen promedio
de vida astral.
(Los maestros
explicaron que los humanos permanecen en el plano astral hasta que termine lo
que habría sido normalmente su periodo de vida en la Tierra, por ejemplo si
alguien tenía destinado vivir hasta los 90 años, pero tuvo un accidente que lo
mató a los 60 años, entonces permanecerá en el plano astral 30 años.)
Hemos observado que los individuos
cuyo intervalo es de 1200 años han encarnado sucesivamente en distintas razas
durante sus más recientes vidas. Y frecuentemente, los vemos recorrer dos veces
el mismo grupo de sub-razas, primero en cuerpos masculinos y después en
femeninos, o viceversa.
(No veo como
Leadbeater pudo haber observado eso ya que su clarividencia fue nula y este es
un ejemplo más de sus mentiras debido a que el maestro Kuthumi especificó que
la elección de género es en gran medida un asunto de azar.)
En aquellos que se han distinguido
sobresaliendo en el arte, la ciencia o la religión, el intervalo es casi el
mismo, aunque difiere ligeramente la proporcionalidad de sus etapas. La
tendencia general es prolongar la vida astral y acortar la causal,
especialmente en los casos del religioso y del artista. Los grandes filósofos
suelen prolongar enormemente su vida celeste, y recuerdo que Blavatsky dijo en
alguna parte que Platón permanecería, probablemente, por lo menos diez mil años
alejado de la tierra, aunque me parece que este caso es de todo punto
excepcional.
(Seguramente esto
también Leadbeater lo está inventando.)
4ª clase. Son los individualizados
en la sexta ronda de la cadena lunar, de los que son ejemplos típicos los
hidalgos campesinos y los hombres de carrera.
Sus intervalos fluctúan entre
seiscientos y mil años, de los cuales unos veinte o veinticinco permanecen en
el plano astral y el resto en diversas etapas del mundo celeste. Probablemente
hay tan sólo un toque del ego en su propio plano.
(Esto es falso, así
como todo lo demás que dice abajo, y las razones de por qué es falso se las voy
a explicar al final.)
5ª clase. Son los individualizados
en la séptima ronda de la cadena lunar, o sea, las personas superiores de la
clase media social. Esta clase tiene un intervalo de unos quinientos años, de
los cuales pasan veinticinco en el plano astral y el resto en el mundo celeste
sin conciencia en el cuerpo causal, aunque al igual que los demás seres
humanos, tengan el vislumbre de memoria y presencia concedido siempre a todo
ego en cuando toca su propio plano entre dos encarnaciones físicas.
Hombres lunares
del segundo orden
Pertenece a este orden la masa
general de la clase media de la sociedad, su intervalo entre vidas es
normalmente de doscientos a trescientos años, de los cuales pasan unos cuarenta
en el plano astral y el resto en los niveles inferiores del mundo celeste.
En éste, como en todos los demás
tipos, la individualización puede haberse logrado por medio de la inteligencia
o la emoción, y habrá una diferencia correspondiente en el promedio de los
intervalos entre las sucesivas encarnaciones, aunque en estas clases inferiores
la diferencia derivada del modo de individualizarse es proporcionalmente mucho
menor que en las clases altas.
Hombres
animales lunares
Pertenecen a ellos los adelantados
de la primera ronda de la cadena terrestre, hoy día son representados por los
artesanos hábiles del mundo. Tienen corrientemente un intervalo entre vidas que
varía de cien a doscientos años, de los cuales pasan cuarenta en el nivel medio
del plano astral y el resto en un sub-plano inferior del mundo celeste.
Animales lunares
de la primera clase
Hoy día son los obreros de escasa
habilidad en su oficio. Su intervalo entre vidas varía de sesenta a cien años,
de los cuales pasan unos cuarenta en los sub-planos inferiores del astral y el
resto en el sub-plano inferior del mundo celeste.
Animales
lunares de la segunda clase
Son los beodos y los vagos. Por lo
general, están ausentes del mundo unos cuarenta o cincuenta años que pasan en
el sexto sub-plano del astral.
Animales
lunares de la tercera clase
La escoria de la humanidad. Su
intervalo entre vidas suele ser de unos cinco años que pasan en el séptimo
sub-plano del astral, a menos que como ocurre frecuentemente, queden ligados a
la tierra por un crimen. »
(Sección 7, extractos)
Yo soy muy desconfiado con esta
clasificación de "las diferentes clases de hombres" que puso
Leadbeater, la cual sospecho que es un invento más de ese individuo.
Es incorrecto asociar las monadas
lunares con los diferentes estratos sociales y morales que hay en nuestra
sociedad porque son miles de reencarnaciones las que han sucedido desde
entonces y por consiguiente no tiene sentido hacer eso.
Para darles una analogía es como si
Leadbeater hubiera dicho que el niño que acabó con las mejores notas en el
primer año de primaria va a ser un gran empresario, mientras que el niño que
acabó con las peores notas va ser un delincuente.
Y como ustedes mismos lo pueden
constatar, no tiene sentido decir eso porque falta muchísimo para que esos
niños se conviertan en adultos y hay numerosos otros factores que también
intervienen.
Y también es falso que mientras más
elevado se encuentre una persona en la escala social, más tiempo va a tardar
para volver a reencarnar, e inversamente, ya que como se los demostré arriba,
el maestro Kuthumi especificó tres factores que no tienen nada que ver con la
situación social (el karma, los impulsos psíquicos y Tanha).
O sea que mientras más hagas el
bien, y más experimentes, y más te desarrolles, y más adquieras conocimientos, y
más anheles una vida espiritual; más vas a acumular ese tipo de energía y más
vas a permanecer en el Devachan antes de volver a reencarnar.
Y esto se opone a lo que dice
Leadbeater porque por ejemplo, un director de banco que se pasó toda su vida trabajando
de manera monótona y sin prestar atención a la vida, ese individuo va a
acumular una pequeña cantidad de esa energía.
En cambio una persona pobre pero que
se pasó estudiando, o que buscó desarrollarse, o que le puso interés a vivir la
vida; esa persona va a generar mucho más esa energía y por consiguiente
permanecerá por mucho más tiempo en el Devachan que el promedio general de los 1000-1500
años, debido a que su alma requerirá de mucho más tiempo para integrar toda esa
energía de experiencias, desarrollo y conocimiento que acumuló durante su vida
física.
Y algo similar podemos decir entre
un rico malo y un pobre bueno, o entre un rico materialista y un pobre
espiritual, etc.
Y este es un ejemplo más de como
Leadbeater tergiversó la enseñanza original y le añadió muchas falsedades a su
neo-teosofía. Pero desafortunadamente poca gente sabe que Leadbeater fue un
charlatán y por consiguiente muchos le copian las mentiras que inventó ese individuo.
Si el renacimiento anterior de Blavatsky fue Paracelso, tardó 290 años.
ResponderBorrarParacelso: Fallecimiento: 24 de septiembre de 1541
Blavastky: Nacimiento: 12 de agosto de 1831
Parece que los maestros aceleraron la reencarnación de Paracelso ya que el maestro Kuthumi escribió:
Borrar« Después de casi un siglo de búsqueda infructuosa, nuestros jefes tuvieron que aprovechar la única oportunidad que tuvieron de enviar un cuerpo europeo en suelo europeo, que sirviese de eslabón conector entre ese continente y el nuestro. »
(CM 26, p.203)
Muy buen artículo, Cid. Gracias por el trabajo. Saludos.
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