LA ORACIÓN DEL CORAZÓN

 
(Le agradezco mucho a Serapeum por el siguiente artículo que nos envió.)
 
 
La oración del corazón es un tipo de oración que se practicó en las iglesias cristianas del este, y este artículo está basado en el estudio que hizo José Gabriel Feres sobre el último capítulo del libro “Apuntes de psicología” del escritor argentino Silo (1938-2010).
 
Considero que puede ser interesante, sobre todo para las personas que se acercan al camino espiritual mediante la devoción.
 
 
 
UN PROCEDIMIENTO DE ACCESO A LO PROFUNDO
 
En este artículo vamos estudiar la “Oración del Corazón” primero tomando como referencia los últimos capítulos de “Psicología IV” de Silo, en los que se describen situaciones y prácticas referidas al desplazamiento del yo, a la suspensión del yo, y al acceso a los niveles profundos, como un posible procedimiento de entrada a esos niveles.
 
Luego se revisan los antecedentes históricos de la técnica, al igual que de otras prácticas similares como el Dhikr en el Islam, el Nembutsu en el Buddhismo y el Japa en el yoga.
 
Luego se profundiza en la “Oración del Corazón” revisando algunos de los textos que se encuentran en “La Filocalia, de la oración de Jesús”, que relatan los trabajos y experiencias de los Padres del Desierto y los monjes del Monte Athos.
 
Y finalmente como síntesis del estudio, se concluye que la “Oración del Corazón” sí es un posible procedimiento de acceso a lo Profundo y que, como en todos estos trabajos, son condición: el arraigo del Propósito y la afectividad comprometida en la búsqueda.
 
 
 
1. Acceso a lo profundo
 
Mario Rodríguez Cobos, más conocido como Silo, fue un conferenciante activo y las conferencias que dio fueron recopiladas en una serie de libros conocidos como “Apuntes de Psicología”. Aquí vamos a considerar el cuarto y último tomo, y más precisamente los dos últimos capítulos que se titulan:
 
    -   “El desplazamiento del yo. La suspensión del yo”, y
    -   “Acceso a los niveles profundos”
 
Encontramos que en el penúltimo capítulo se exponen distintas técnicas de trance, partiendo por la experiencia de la sibila de Cumas, en la que “la entrada al trance ocurre por interiorización del yo y por una exaltación emotiva en la que está co-presente la imagen de un dios o de una fuerza o de un espíritu que toma o suplanta la personalidad humana”.
 
Y se nombran también otras técnicas de trance como “el culto del vudú haitiano”, la de los “yantras y los “mantrams” indios, las corrientes espiritistas actuales y la hipnosis. Y se explica cómo en todas ellas se produce un desplazamiento del yo y su sustitución por otras “entidades”.
 
Mas adelante en ese mismo capítulo Silo describe como “avanzando hacia el ensimismamiento podemos llegar a un punto en que los automatismos queden superados y ya no se trate de desplazamientos ni sustituciones del yo”.
 
Pone como ejemplos ciertas prácticas avanzadas del yoga, citando a Patanjali y la “Oración del Corazón” realizada por los monjes ortodoxos del monte Athos.
 
Respecto a esta oración él explica que:
 
« La recomendación de Evagrio Pontico [uno de los precursores de las prácticas del Monte Athos] resulta muy adecuada para eludir las representaciones (por lo menos las de los sentidos externos). Él dice:
 
-      “No imagines la divinidad en ti cuando oras, ni dejes que tu inteligencia acepte la impresión de una forma cualquiera; mantente inmaterial y tú comprenderás”.
 
En grandes trazos la oración funciona así: el practicante en retiro silencioso se concentra en su corazón y tomando una frase corta inhala suavemente llevando la frase con el aire hasta el corazón. Y cuando ha terminado la inhalación, “presiona” para que llegue más adentro.
 
Después va exhalando muy suavemente el aire viciado sin perder la atención en el corazón.
 
Esta práctica era repetida por los monjes muchas veces al día hasta que aparecían algunos indicadores de progreso como la “iluminación” (del espacio de representación). Y siendo precisos, hemos de admitir el pasaje por el estado de trance en algún momento de las repeticiones de las oraciones usadas»
 
 
En el siguiente y último capítulo del libro, Silo explica cómo es posible a partir de la suspensión del yo “llegar a la situación mental de supresión del yo”, explicitando algunas condiciones necesarias:
 
« Sin duda que la sustitución del yo por una fuerza, un espíritu, un dios, o la personalidad de un hechicero o hipnotizador, ha sido algo corriente en la historia. Y también ha sido algo conocido, aunque no tan corriente, el hecho de suspender el yo evitando toda sustitución, como hemos visto en algún tipo de yoga y en algunas prácticas místicas avanzadas.
 
Ahora bien, si alguien pudiera suspender y luego hacer desaparecer a su yo, perdería todo control estructural de la temporalidad y espacialidad de sus procesos mentales. Se encontraría en una situación anterior a la del aprendizaje de sus primeros pasos infantiles.
 
…es posible llegar a la situación mental de supresión del yo, no en la vida cotidiana pero si en determinadas condiciones que parten de la suspensión del yo.
 
La entrada a los estados profundos ocurre desde la suspensión del yo. Ya desde esa suspensión, se producen registros significativos de “conciencia lúcida” y comprensión de las propias limitaciones mentales.
 
En ese tránsito se debe tener en cuenta algunas condiciones ineludibles:
 
1)   que el practicante tenga claro el Propósito de lo que desea lograr como objetivo final de su trabajo,
2)   que cuente con suficiente energía psicofísica para mantener su atención ensimismada y concentrada en la suspensión del yo, y
3)   que pueda continuar sin solución de continuidad en la profundización del estado de suspensión hasta que desaparezcan las referencias espaciales y temporales.
 
Con respecto al Propósito, se debe considerar a éste como la dirección de todo el proceso pero sin que ocupe el foco atencional. Estamos diciendo que el Propósito debe ser "grabado" con suficiente carga afectiva, como para operar co-presentemente mientras la atención está ocupada en la suspensión del yo y en los pasos posteriores. Y esta preparación condiciona todo el trabajo posterior»
 
 
De estas explicaciones se desprende que se requiere de una técnica o procedimiento que permita la suspensión del yo y de allí nuestro interés en estudiar la “Oración del corazón” como un tipo de oración que pudo haber llevado a algunos monjes a experimentar los niveles profundos y posiblemente podría ser utilizada como procedimiento de “entrada” (o bien complementar otros procedimientos) en un trabajo de ascesis.
 
 
 
 
2. Sobre la Oración del Corazón
 
Según relata “La Filocalia, de la Oración de Jesús”, existió en la vida de las Iglesias cristianas del oriente y en particular en la Iglesia ortodoxa rusa, una práctica espiritual de la oración muy profunda conocida como la oración de Jesús u oración del corazón. La misma fue introducida en Rusia hacia mediados del siglo XIV.
 
Esta práctica se remonta a la tradición de los Padres griegos de la edad media bizantina: Gregorio Palamas (1296-1359), Simeón el Nuevo Teólogo (927-1022), Máximo el Confesor, Diádoco de Fótice (mediados del siglo V), Nicéforo, el solitario (segunda mitad del siglo XIII); así como a los Padres del desierto de los primeros siglos: Macario y Evagrio Póntico.
 
Con la denominación Padres del desierto, Padres del yermo o Padres de la Tebaida se conoce, dentro del cristianismo, a los monjes, eremitas y anacoretas, que en el siglo IV tras la paz constantiniana abandonaron las ciudades del imperio romano (y otras regiones vecinas) para ir a vivir en las soledades de los desiertos de Siria y Egipto (famosa se hizo la Tebaida por tal fenómeno).
 
El primero entre los conocidos de tales anacoretas fue el egipcio Antonio Abada. En Siria hubo otros, como Simón el estilita. En su retiro solitario tales padres (en arameo sing.: abba) y madres (amma) buscaban lo que en griego se ha llamado hésykia, es decir una paz interior para posibilitar la re-unión o "unión mística" con Dios.
 
Esta tradición espiritual tuvo sus principales focos de vida en los monasterios del Sinaí a partir del siglo XV, y en el monte Athos griego, especialmente en el XIV.
 
Desde fines del siglo XVIII se expandió fuera de los monasterios gracias a la obra “la Philocalie”, publicada en 1782 por un monje griego, Nicodemo el Hagiorita y editada en ruso, poco después, por PaisijVelitchkovsky. Y también mas recientemente la popularizó los “Relatos de un peregrino ruso” (fin del siglo XIX).
 
La oración consiste en una invocación incesante del nombre de Jesús, y de allí su nombre: “oración de Jesús”. Dicha oración consiste en repetir sin cesar la fórmula: “Señor Jesucristo, hijo de Dios, ten piedad de mis pecados”.
 
 
 
 
3. Sobre otras prácticas
 
Se encuentran también descripciones de procedimientos muy similares a la Oración del Corazón, en el “Dhikr” de los sufí, el “Nembutsu” del Buddhismo y el “Japa” en el yoga o “Japa-Yoga”.
 
A) En el sufismo
 
En sentido general para los sufís toda adoración es dhikr y se asimila a la invocación. Literalmente significa "recuerdo" y alude a las frases usadas como letanías para el recuerdo de Dios. Pero en este caso tomaremos como referencia al "Petite Philocalie de la prière du coeur", traducida y presentada por Jean Gouillard.
 
En esa presentación se dice:
 
“El texto que sigue fue extraído del Tanwiralqulûh del sheikhMuhammedAmin al-Kurdî al-Shafî’ î al-Naqshabandi, fallecido en el año 1332 de la hégira (1914)”.
 
De ese texto destacamos unos pocos párrafos que nos parecen significativos:
 
« Sección acerca del Dhikr interior o practicado en el corazón (adh-dhikru-l-qalbî) que es superior al Dhikr vocal (adh-dhikru-jahrî).
 
Es necesario saber que el dhikr se practica de dos maneras: con el corazón y con la lengua. Y cada una de estas formas tiene sus bases legales en el Corán y en la Sunnah.
 
El Dhikr con la lengua, que conlleva una palabra compuesta de sonidos y letras, no puede ser practicado en todo momento. La actividad comercial y las actividades similares se le oponen necesariamente, a diferencia del Dhikr del corazón, ya que este dhikr considera el significado de la palabra desde fuera de toda pronunciación de las letras y de los sonidos y desde ese punto, no habrá ningún obstáculo que pueda detener a aquel que haga su invocación interior»
 
 
Es sugestiva la siguiente descripción:
 
« El SheikAbûSa’îd al-Kharraz ha dicho: “Cuando Alláh quiere tomar como amigo a alguno de sus Servidores, Él le abre la puerta de Su dhikr y cuando éste se siente a gusto con el dhikr, Él le abre la puerta de la Proximidad, luego, Él lo eleva a la categoría de la Intimidad, enseguida, Él lo instala en el trono de la Unidad, después, Él le saca el velo y lo hace entrar en la Casa de la Singularidad y le revela la Majestad y la Magnificencia y cuando la mirada del servidor encuentra a la Majestad y la Magnificencia, él queda “sin su yo” (bi-lâhuwa). Entonces, él se apaga por un tiempo y entra a la protección divina, preservado de toda pretensión de sí mismo.” »
 
Y también, son varias las veces en que se hace referencia a la necesidad de inhalar y retener la respiración:
 
« El dhâkir pegará su lengua contra el paladar (saqfu-l-halk) y, después de haber hecho una inspiración, retendrá su aliento”, también, “...a fuerza del aliento retenido, llegará a tocar así al pequeño punto negro del corazón (swaîdû’u-l-qalb) para permitir que se extienda el efecto (al athar) y el calor hacia el resto del cuerpo y para que este calor queme todas las partes corruptas del cuerpo, en tanto que todas las partes puras de éste serán iluminadas por la luz del nombre de Alláh»
 
Se explica también en el mismo texto cómo aflojar la respiración e igualmente qué hacer si el practicante “está perturbado por ideas que le impiden la concentración”.
 
Son en todo caso muy claras las similitudes de esta práctica en el Islam con la Oración del corazón de los monjes ortodoxos.
 
 
 
B) En el Buddhismo
 
En cuanto al “Nembutsu” en el Buddhismo, este significa literalmente “pensar en el Buddha” y consiste particularmente en la recitación del nombre del BuddhaAmitábha.
 
Históricamente se pude ubicar el origen de la doctrina del Nembutsu en los primeros tiempos del buddhismo en la India. En la China, el primer grupo de devotos conocidos del Nembutsu fue la Sociedad del Loto Blanco, gobernada por Hui-yüan (muerto en el año 416). Y la democratización gradual de la fe buddhista a través de sucesivas dinastías favoreció la propagación del Nembutsu en toda China, junto con el Zen más aristocrático.
 
Considerado superficialmente, el Nembutsu es precisamente lo contrario del Zen, pues si bien el Zen no depende de nadie fuera de uno mismo, en cambio el Nembutsu deposita su confianza exclusivamente en el Buddha.
 
Aunque cuando se analiza la psicología del Nembutsu en la recitación del nombre del Buddha tal como lo practican los adeptos de la Tierra Pura, hay una correspondencia con la retención del koan en el Zen.
 
Al respecto el erudito en zen, D.T. Suzuki, escribió:
 
« En el Nembutsu podéis distinguir lo que es efectivo de lo que no lo es ¿Por qué? Porque la invocación del devoto no va mas allá de sus labios, mientras su mente no piensa para nada en el Buda; esta clase de invocación no es efectiva.
 
Pero en cambio si sus labios y su mente trabajan conjuntamente en pos del Buda, al retirar su nombre, de modo que su mente trabaje siempre en unión con el Buda, entonces su Nembutsu logrará su resultado, con seguridad.
 
Suponed que aquí hay un hombre que en sus manos lleva un rosario y recita el nombre de Buda con sus labios, pero al mismo tiempo todos sus pensamientos están confusos, corriendo alocadamente en todas las direcciones. Pues bien ese hombre es aquel cuya invocación está en sus labios y no en su mente.
 
Y en ese caso es inútil que se fatigue, ya que su esfuerzo no llega a nada. Por lo tanto es mejor que piense en el Buda mentalmente, aunque no mueva los labios, pues ese es el seguidor real del Nembutsu»
(Ensayos sobre Budismo Zen; segunda serie)
 
 
Y más adelante, D.T. Suzuki aclara lo siguiente:
 
« La repetición mecánica del Nembutsu, es decir, la pronunciación rítmica aunque monótona del nombre del Buda, “na-mu-ami-da-bu”, “na-mu-ami-da-bu”... una y otra vez, decenas de miles de veces, crea un estado de conciencia que tiende a reprimir todas las funciones ordinarias de la mente.
 
Este estado es quizás muy similar al del trance hipnótico, pero difiere fundamentalmente de este en que lo que surge de la consciencia del Nembutsu es una intuición muy significativa de la naturaleza de la Realidad y tiene un efecto muy durable y benéfico sobre la vida espiritual del devoto»
(Idem)
 
 
Ahora bien, hay que aclarar que si bien hay relación entre el “Nembutsu” y la “Oración del Corazón” en cuanto al uso de una invocación corta que se realiza repetitivamente y se ubica en el corazón, no es así en cuanto a la respiración.
 
En relación al Japa en el yoga o Ajapa-Japa, en general, todas las descripciones coinciden en que se refiere a la “recitación mística” y que consiste en la repetición de mantras de acuerdo con ciertas reglas.
 
Además que posiblemente es la más antigua de estas prácticas y pertenece a los primeros desarrollos del yoga y que probablemente se originó mediante la recitación de los textos védicos, la que requería la máxima concentración, puesto que cada palabra sagrada tenía que ser pronunciada a la perfección (yajna).
 
Algunos comentadores clásicos interpretan el svâdhyâya en los Yogasutras de Patanjali, como la recitación meditativa (Japa) de los textos sagrados (yogasutra II.32), especialmente Raja Bhoja que identifica exclusivamente el estudio con la recitación.
 
Y también hay coincidencia entre las distintas fuentes en que el Japa puede practicarse verbal o mentalmente. En el primer caso, el mantra puede ser susurrado (upâmshu) o dicho en voz alta (vâcika).
 
La recitación susurrada se afirma, es mucho mejor que la dicha en voz alta, mientras que la mental (manasah) es a su vez mucho mejor que la susurrada y se considera la más poderosa. Este comentario es muy similar al que encontramos tanto en el Dhikr como en el Nembutsu.
 
Por ejemplo, en el GorakshaPaddhati se contempla la recitación natural y espontánea, causada por la inhalación y la exhalación, conocida como ajapa-gâyatri, y se explica como el aliento vital sale del cuerpo con el sonido ha y entra con el sonido sa; el aliento vital recita continuamente el mantra “hamsahamsa”.
 
Cuando el practicante se compromete conscientemente con esta recitación, “hamsahamsahamsa”, se convierte en “so’ham so’ham so’ham”, es decir, “yo soy ello, yo soy ello, yo soy ello”.
 
 
 
C) En el Yoga
 
Por último, hay una referencia interesante sobre estas prácticas en la obra de Mircea Eliade, “El Yoga, inmortalidad y libertad”, en la que señala:
 
« La técnica respiratoria es utilizada también por la mística islámica (cf. J. Goldziher, Vorlessungenüber der Islam, Heildelberg, 1910, pág. 164; M. Moreno, Mística musulmana e mística indiana, AnnaliLateranensi, 1946, pp. 102-212, especialmente pp. 140 ss; y sobre todo L. Gardet, La mention du nomdivine (Dihkr) dans la mystique musulmane, RevueThomiste, 1952, pp. 641-679; 1953, pp. 197-213, estudio utilizado mas tarde, pp. 218).
 
Sea cual fuere el origen de esa técnica respiratoria dentro de la tradición islámica, esta fuera de duda que algunos místicos musulmanes de la India tomaron prestados y practicaron los ejercicios yóguicos.
 
Uno de ellos el príncipe Muhammad DârâShikoh, intentó incluso elaborar una síntesis mística indo-islámica; cf. Mahfuz-ul-Hak, Majma-jul-baharain, o TheThemingling of thetwooceans [La mezcla de los dos océanos], Calcuta, Biblioteca Indica, 1929.
 
La técnica del dhikr tiene a veces sorprendentes analogías formales con la disciplina india de la respiración»
 
Y en la misma obra Eliade afirma:
 
« Algunos preliminares ascéticos y métodos de oración utilizados por los monjes hesicastas presentan puntos de semejanza con las técnicas yóguicas, sobre todo con el prânâyâma»
 
 
 
 
4. La Filocalia
 
Ahora veamos algunos pasajes de textos que hablan acerca de esta técnica; empecemos con “Los comentarios acerca de la Oración de Jesús”.
 
« La forma primitiva de la Oración de Jesús, dice Meyendorf, parece ser el “Kyrieeleison” [Señor, ten piedad] cuya repetición constante en las liturgias orientales se remonta también a los Padres del desierto.
 
Las palabras de la fórmula pueden variar, pero se recomienda aplicarse a una fórmula breve y fija. Esto tomará el nombre de “oración monológica”.
 
Adecuando la oración al ritmo respiratorio, el espíritu se calma, encuentra el “reposo” (hesychia, en griego; de ahí el nombre de “hesicasmo” dado a esta corriente espiritual de la oración). El espíritu se libera de la agitación del mundo exterior, abandona la multiplicidad y la dispersión, se purifica del movimiento desordenado de los pensamientos, de las imágenes, de las representaciones, de las ideas. Se interioriza y se unifica al mismo tiempo que ora con el cuerpo y se encarna. En la profundidad del corazón, el espíritu y el cuerpo reencuentran su unidad original, el ser humano recobra su “simplicidad”.
 
Reteniendo la respiración, en la medida de lo posible, para no respirar demasiado a menudo… Invoca al Señor Jesús con un deseo ferviente y en una paciente expectativa, abandona todo pensamiento»
 
 
Ahora veamos lo que dice Evagrio Póntico:
 
« Esfuérzate por mantener tu intelecto, durante la plegaria, sordo y mudo, y así podrás orar.
 
No imagines la divinidad en ti cuando oras ni dejes que tu inteligencia acepte la impresión de una forma cualquiera; mantente inmaterial y tu comprenderás.
 
Tu aspiras a ver el rostro del Padre que está en el cielo; no trates por nada del mundo, de percibir una forma o una figura durante la oración.
 
Bienaventurada la inteligencia que, en el momento de la oración, se hace inmaterial y totalmente desnuda.
 
Mientras mantengas la atención en aquello que viene del cuerpo, mientras tu inteligencia tome en cuenta los acontecimientos exteriores, todavía no has visto el “lugar de la oración”; incluso estás lejos del camino bendito que allí conduce.
 
Cuando hayas logrado en tu oración, estar por encima de toda otra alegría, entonces finalmente habrás alcanzado, verdaderamente la oración»
 
 
Y por último, veamos lo que dice Nicéforo, “el solitario”:
 
« Por tu parte, como te digo, siéntate, recoge tu espíritu e introdúcele –me refiero a tu espíritu– en tus narices; es el camino que toma el soplo para ir al corazón. Empújalo, fuérzalo a descender en tu corazón al mismo tiempo que el aire inspirado. Cuando esté allí, verás la alegría que seguirá: no tendrás que lamentar nada. Del mismo modo que el hombre que vuelve a su casa después de una ausencia no puede contener la alegría de reencontrar a su mujer y sus hijos, así el espíritu, cuando se ha unido al alma, desborda con una alegría y una delicia inefables.
 
Hermano mío, acostumbra entonces a tu espíritu a no apresurarse a salir. En los comienzos le faltará celo, es lo menos que se puede decir, para esta reclusión y este encierro interiores. Pero una vez que haya contraído el hábito, no experimentará ya ningún placer en los circuitos exteriores. »
 
Comprende que, mientras tu espíritu se encuentre allí no debes callarte ni permanecer ocioso. Pero, no debes tener otra preocupación ni meditación que el grito de: “¡Señor Jesucristo, Hijo de Dios, tened piedad de mí!”. Ninguna tregua, a ningún precio. Esta práctica, manteniendo tu espíritu al abrigo de las divagaciones, lo vuelve inexpugnable e inaccesible a las sugestiones del enemigo, y, cada día, lo eleva más en el amor y en el deseo de Dios.
 
Pero si, hermano mío, a pesar de todos tus esfuerzos, no llegas a penetrar en las partes del corazón conforme a mis indicaciones, haz como te digo y con la ayuda de Dios alcanzarás tu objetivo.
 
Sabes que la razón del hombre tiene su asiento en el pecho. En efecto, es en nuestro pecho donde hablamos, decidimos, componemos nuestros salmos y nuestras oraciones mientras nuestros labios permanecen mudos. Y después de haber arrojado de esta razón todo pensamiento (tú puedes hacerlo, solo necesitas desearlo) entrégale el “¡Señor Jesucristo, tened piedad de mí!” y dedícate a gritar interiormente, con exclusión de cualquier otro pensamiento, esas palabras.
 
Cuando con el tiempo hayas dominado esa práctica, ella te abrirá la entrada del corazón tal como te lo he dicho y sin ninguna duda. Yo lo he experimentado en mi mismo. Con la alegría y toda la deseable atención tú verás venir a ti todo el coro de las virtudes, el amor, la alegría, la paz y todo lo demás. Gracias a ellas todas tus demandas serán acogidas en nuestro señor Jesucristo»
 
 
 
 
5. Conclusión
 
Los estados de trance que ocurren a partir de una interiorización del yo y su posterior desplazamiento y sustitución por otras entidades, se pueden ver en diferentes cultos como, en el vudú; en las técnicas indias como las de los yantras y mantrams; en las corrientes espiritas y en el trance hipnótico.
 
Pero también es posible superar los desplazamientos o sustituciones del yo para llegar a producir una suspensión de la actividad del yo mediante ciertas prácticas avanzadas de Yoga o de técnicas místicas como la de la “Oración del Corazón”.
Silo haciendo referencia al acceso de los niveles profundos, dice:
 
« Es posible llegar a la situación mental de supresión del yo, no en la vida cotidiana, pero si en determinadas condiciones que parten de la suspensión del yo»
 
Y aclara más adelante sobre este estado de supresión del yo:
 
« Continuar en la profundización de la suspensión hasta lograr el registro de “vacío”, significa que nada debe aparecer como representación, ni como registro de sensaciones internas. No puede, ni debe, haber registro de esa situación mental»
 
Además de esto, también se debe poner atención en la importancia de una adecuada definición del Propósito como condición previa de la experiencia, al igual que contar con la energía necesaria que permita el desarrollo de la práctica de manera continua y sin interrupciones.
 
Así, por lo visto, la “Oración del Corazón” o técnicas similares sí que son un posible procedimiento de entrada en la búsqueda de contacto con lo Profundo, sobre todo para aquellos que reconozcan un componente “devocional” en su forma de acercamiento a esos espacios de la mente.
 
Por último, es importante destacar que son, en definitiva, el arraigo del Propósito y la afectividad comprometida en la búsqueda, las condiciones que, más allá de procedimientos y prácticas, nos llevan a ese contacto con lo Profundo de la mente humana, una profundidad insondable, en que el espacio es infinito y el tiempo eterno.
 
 
 
 
 
 
 
 

17 comentarios:

  1. Que peligros desencadena pertenecer a las logias negras o satánicas o ser un mago de magia negra?

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    1. De que te vas esclavizando cada vez más a los dirigentes de esas organizaciones, perdiendo tu alma y encadenándote cada vez más con el karma negativo.

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  2. No tenido tiempo de leer el ensayo,pero tocan un tema que genera debate en mí. Porque Blavatsky en la Clave de la Teosofía dice que la oración debilita la seguridad en uno mismo o la autonomía, pero yo no apoyo esa noción de Blavatsky aunque quizás ella habla de la oración peticional y dependiente, y lo que ustedes hablan es de oración de otro nivel. Porque los alquimistas y algunas órdenes orientales usan la oración e incluso está dentro de los pilares de trabajo esotérico para algunas escuelas de misterios menores.

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    1. creo que este tipo de oración esta mas relacionado mas a los mantras y la meditación

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    1. Sospecho que las palabras variaban según cada convento y lo que la caracteriza es que visualizas que las palabras entran en tu corazón.

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    2. La oración básicamente es esta: “Señor Jesucristo, ten piedad de mí”.

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  4. Contesten mí pregunta Cid y Serapeum, por favor, que no es una pregunta banal.

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    1. Pienso que Blavatsky tiene razón cuando habla de la oración en la que uno pide por la asistencia de un ente espiritual. Eso es más bien un mecanismo psicológico para sobrellevar la vida, una especie de autoengaño para la consolación.

      Por otro lado, la “Oración del corazón” es una herramienta para acceder a “lo profundo”, para la meditación y el éxtasis. En cierta medida también es un autoengaño, ya que Jesús en realidad no está “ahí arriba” para tener piedad o perdonar los pecados de nadie, pero si una persona cree en eso y pone toda su atención, toda su mente, y todo su corazón en un acto devocional, entonces la experiencia será real, debido, no a la ayuda o asistencia de un ser superior, sino a la naturaleza pre-existente de lo Divino dentro del Hombre.

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  6. Gracias por el blog i gracias por el articulo, en un articulo de hace mucho Serapeum comentaste en los comentarios sobre la oración del corazón yo lo mire y la he practicado de la manera que lo entendí y he modificado la oración, no se si esta correcto mi manera pero yo no se mucho de en general. Yo respiro contraigo la respiración y con atención plena repito la oración " gran universo energía universal ten piedad de mi " es muy agradable .

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    1. Está bien, es una buena práctica; solo le diría que luego de que usted experimente esa sensación agradable en su interior, deje la técnica de lado por un momento y ponga la atención en esa sensación interna como si luego de una larga jornada de trabaja finalmente llegara a casa y pudiera relajarse, descansar y permanecer natural. Inténtelo, aunque sea por unos momentos, luego puede retomar la repetición.

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    2. Muchas gracias , ok yo cuando siento la sensación agradable, entonces dejo la técnica de lado y pongo la atención a dentro. No se como definir esta sensación interna, es un momento especial . Yo puedo llegar sin la oración, y siento que cuando estoy en este momento, lo comparto con todos y todas las cosas, durante el instante que dura la retención . Luego termina ,y te queda la sensación, y después podemos volver a repetir contraer la respiración y sentir.
      No se si esta bien ha veces no tengo confianza en mi en que pueda llegar a otro nivel .

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    3. En realidad, lo que quise decir es que, supóngase que usted practica por unos 20 minutos, entonces experimenta esa sensación interna que menciona, es ahí que puede intentar dejar la técnica de lado y poner la atención en esa sensación. Deje descansar su mente en eso. Luego de unos minutos puede continuar con la repetición de la oración. De esta manera, puede repetir el proceso e ir adentrándose cada vez más “en lo profundo”.

      Y la confianza viene con la práctica. Continúe practicando.

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