LOS ÁTOMOS PERMANENTES EXPLICADOS POR ANNIE BESANT




En donde Annie Besant explicó más acerca de los átomos permanentes, fue en su libro “Estudio sobre la Conciencia”, y lo que ella escribió fue lo siguiente:


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1. LA ADHERENCIA DE LOS ÁTOMOS

Consideremos ahora la Tríada espiritual, el triatómico Atma-Buddhi-Manas, el Jivâtmâ, la semilla de la conciencia dentro de la cual el calor de la corriente de la vida del Logos que la rodea, está provocando débiles sensaciones de vida receptiva.

Estas son emociones internas, preparatorias para actividades externas. Y tras una larga preparación aparece un tenue hilo semejante a una pequeña raicilla procedente de la triatómica molécula que envuelve la conciencia. Es un áureo hilo de vida revestido de materia búddhica.

Innumerables hilos aparecen en los innumerables jivâtmâs, que al principio flotan vagamente en las siete copiosas corrientes de vida y luego quedan anclados (si se permite la expresión) mediante la adherencia a una molécula del cuarto sub-plano mental.

Esta adherencia, como la primitiva a los tres átomos superiores y las subsiguientes a los átomos astral y físico, la llevan a cabo los seres brillantes.

Y alrededor de esta molécula adherida se condensan temporáneamente agregaciones de esencia elemental del segundo reino, que se dispersan y vuelven a condensarse una vez y otra, siempre con la adherida molécula como estable centro de la interminable sucesión de complejas y cambiantes formas cuyas vibraciones la despiertan gradualmente hasta suscitar débiles respuestas que a su vez levantan vagos y tenues movimientos en la semilla de la conciencia.

Ahora bien, no debe entenderse que cada centro esté siempre rodeado de una forma peculiar, pues un mismo agregado de esencia elemental puede tener muchos, o solo algunos, o ninguno de estos centros.

Por lo tanto, con lentitud inconcebible llegan las moléculas adheridas a poseer determinadas cualidades, o sea que adquieren el poder de vibrar en ciertos tonos armonizados con las vibraciones mentales, de suerte que de allí en adelante sean posibles los pensamientos.

Y los seres brillantes del segundo reino elemental actúan también en esta operación dirigiendo hacia las moléculas centrales las vibraciones a que ya puedan responder y rodeándolas de la esencia elemental entresacada de sus propios cuerpos.

Además, cada uno de los siete grupos típicos está separado de los otros por un tenue tabique de esencia monádica que más tarde será la pared medianera del alma-grupo.


Todo este proceso se repite luego de haberse formado el tercer reino elemental. El delgado hilo de vida revestido de materia búddhica, con su adherida molécula mental se dirige hacia el plano emocional y se adhiere a un átomo astral que le sirve de centro en cuyo alrededor se condensan temporáneamente agregaciones de esencia elemental del tercer reino, dispersándose y reintegrándose como en el caso anterior.

Y de aquí se siguen análogos resultados y la interminable sucesión de formas que van envolviendo al estable centro suscitan en él débiles respuestas que a su vez despiertan vagos y suaves movimientos en el interior de la semilla de conciencia.

Asimismo los adheridos átomos astrales llegan lentamente a poseer determinadas cualidades, o sea que adquieren el poder de vibrar en ciertos tonos armonizados con la sensación, de suerte que de allí en adelante sean posibles las sensaciones.

Y también aquí cooperan en la obra los seres brillantes del tercer reino elemental y emplean sus mayores poderes vibratorios para producir simpáticamente en aquellos indesenvueltos átomos el poder responsivo y asimismo le proporcionan substancia de sus propios cuerpos.

El tabique de separación de cada uno de los siete grupos recibe una nueva capa formada de la esencia monádica del plano emocional con lo que se acerca de un grado más a la pared medianera de la futura alma grupal.


Y nuevamente se repite el proceso al llegar la gran oleada al plano físico. El delgado hilo de vida revestido de la materia búddhica con sus adheridos átomos mental y emocional se dirige hacia el plano físico en donde se adhiere un átomo físico como estable centro en cuyo alrededor se agrupan moléculas etéreas; pero como la materia física, por lo densa, es más coherente que la sutil materia de los planos superiores, dura más la vida.

Luego de formados los tipos etéreos de los proto-metales y más tarde los proto-metales, metales, metaloides y minerales, los seres brillantes del reino físico etéreo sumergen los átomos adheridos a sus envolturas de éter en uno de los siete tipos etéreos a que respectivamente pertenecen y entonces comienzan su larga evolución física.

Pero antes, de seguirlos en ella hemos de considerar las almas grupales que en el sub-plano físico atómico reciben su tercera vestidura.

Examinemos primero algún tanto la naturaleza y función de estos átomos permanentes, las tríadas en los planos inferiores reflejan las espirituales Tríadas de los superiores, cada cual adherida a su respectiva Tríada o Jivâtmâ, es decir, que cada tríada atómica consta de un átomo físico, otro astral y otro mental permanentemente adheridos por un hilo de materia búddhica a la Tríada espiritual.

A este se le ha dado el nombre de Sútrâtmâ o Hilo-Yo, porque los átomos permanentes están engarzados en él como cuentas en sarta.

Y el siguiente diagrama dará una clara idea de esta relación:







2. LA TELA DE LA VIDA

Hemos dicho que el nexo con la Tríada espiritual es de materia búddhica y así lo indica en el diagrama, la línea puntillada que enlaza los átomos derivados del plano búddhico y no del átomo manásico.

De materia búddhica está tejida la maravillosa tela de vida que mantiene y vivifica todos nuestros cuerpos; y si nos fuera posible mirarlos con visión búddhica desaparecerían para ver en su lugar una áurea tela de materia búddhica de inconcebible finura y delicada belleza entretejida en todas sus partes con una randa de diminutas mallas en donde están prendidos los átomos densos.

Y un más atento examen reveía que la randa o redecilla está formada de un solo hilo, prolongación del Sûtrâtmâ.

Durante la vida prenatal del infante este hilo brota del átomo físico permanente y se ramifica en diversas direcciones, continuando el crecimiento hasta la completa formación del cuerpo físico.

Durante la vida terrestre, el prana o aliento vital planea constantemente sobre dicho hilo, siguiéndole en todas sus ramificaciones y mallas, y al ocurrir la muerte se retrae, dejando que se disgreguen las partículas del cuerpo físico. Y es posible observar cómo se va desprendiendo lentamente de la densa materia física, acompañado del aliento vital con el que se refugia en el corazón alrededor del átomo permanente.

Según va retirándose, se enfrían los abandonados miembros con el "escalofrío de la muerte". La violáceo-dorada llama del aliento de vida brilla en torno del corazón, y en compañía de la áurea tela de vida y del átomo permanente se deslizan a lo largo del secundario sushumna hasta el tercer ventrículo cerebral.

Los ojos brillan mientras la tela de vida se retrae en el tercer ventrículo alrededor del átomo permanente, y luego todo el conjunto se eleva poco a poco hasta el punto de sutura del parietal con el occipital, por donde deja el cuerpo físico, y sobreviene la muerte.

La tela de vida envuelve el átomo permanente como dorado capullo análogo al del gusano de seda, y así queda recogida hasta que la construcción de un nuevo cuerpo físico demanda su desenvolvimiento.

El mismo proceso ocurre en los átomos astral y mental, de suerte que al desintegrarse estos dos cuerpos, la tríada inferior ofrece el aspecto de un titilante y refulgente núcleo en el interior del cuerpo causal, según habían notado los clarividentes mucho tiempo antes de que la observación atenta revelara su naturaleza.





3. ELECCIÓN DE LOS ÁTOMOS PERMANENTES

Retrocedamos al punto en que la Mónada se asimila los átomos permanentes de los tres planos superiores, y tratemos de comprender algo del objeto y utilidad de esta asimilación, teniendo en cuenta que rigen los mismos principios para los átomos permanentes de cada plano.

Ante todo, conviene recordar que la materia de cada plano ofrece siete tipos primordiales que varían según el predominio de uno u otro de los tres capitales atributos de la materia: inercia, movilidad y ritmo.

De aquí que los átomos permanentes pueden escogerse de cualesquiera de dichos tipos, aunque parece que la Mónada los escoge de un mismo tipo; y si bien la operación de adherirlo al hilo de vida en los tres planos superiores la efectúan las Jerarquías de que oportunamente hablamos, la elección es peculiar de la misma Mónada que de por sí pertenece a uno u otro de los siete grupos de Vida ya referidos, a cuyo respectivo frente se halla un Logos planetario que colora el conjunto de suerte que las Mónadas se agrupan por estos colores y cada cual está coloreada por su Estrella paterna.

Tal es la primera y capital característica determinante de cada uno de nosotros, nuestro color fundamental, clave o temperamento. La Mónada puede utilizar su nueva peregrinación para fortalecer y acrecentar esta especial característica, por lo que las Jerarquías adherirán a su hilo de vida átomos del tipo de materia correspondiente a su rayo.

De esta adherencia resulta el secundario color, clave o temperamento que vigoriza o intensifica el primero, y en el transcurso de la evolución se mostrarán definidamente las potencias y flaquezas de este duple temperamento.

Pero también la Mónada puede escoger su nueva peregrinación para desarrollar otro aspecto de su naturaleza; y entonces. las Jerarquías ensartarán en su hilo de vida átomos del tipo de materia correspondiente a otro rayo en que predomine el aspecto que se proponga desenvolver.

De esta adherencia resultará el secundario color, clave o temperamento que modifique el primero, con los consiguientes resultados en el transcurso de la evolución. Este último caso es el más frecuente y determina mayor complejidad de carácter, especialmente en las postreras etapas de la evolución humana, cuando es más vigorosa la influencia de la Mónada.

Según queda expuesto, parece que todos los átomos permanentes se toman del mismo tipo de materia, de suerte que los de la tríada inferior correspondan con los de la superior; pero en los planos inferiores la influencia de estos átomos en la determinación del tipo de materia empleado en los cuerpos de que son centros generadores (punto a que debemos atender ahora) está muy limitada e intervenida por otras causas.

En los planos superiores los cuerpos son relativamente permanentes y reproducen definidamente la clave de sus átomos permanentes por muy enriquecida que esté dicha clave con sobretonos de siempre creciente sutilidad armónica; pero en los planos inferiores, aunque la clave o nota fundamental de los átomos permanentes sea siempre la misma, influyen varias otras causas en la elección de materiales para los cuerpos, según vamos a ver.





4. UTILIDAD DE LOS ÁTOMOS PERMANENTES

Los átomos permanentes sirven para conservar en su interior, como potencias vibratorias, los resultados de las experiencias por las que han pasado. Y para mayor claridad tomaremos como ejemplo el átomo físico, que se presta a más fácil explicación que los átomos de los planos superiores.

Un contacto físico de cualquier clase levantará vibraciones de su propia índole, locales o generales, según la clase de intensidad del contacto. Pero sean locales o generales, estas vibraciones llegarán en todo caso al átomo físico transmitidas por la tela de vida, o también en violentos choques por meros impulsos.

Esta vibración, excitada en el átomo desde el exterior, se transmuta en cualidad vibratoria del átomo con tendencia interna a reiterar la vibración. Y durante la vida el cuerpo físico recibe innumerables choques y ni uno solo deja de repercutir en el átomo permanente y dotarlo de una nueva posibilidad de vibración.

Todos los resultados de las experiencias físicas se almacenan en este átomo permanente convertidas en potencias vibratorias, que son innumerables al término de la vida física; es decir que el átomo ha aprendido a responder de infinidad de maneras al mundo externo y a reproducir en sí mismo las vibraciones impulsivas de los objetos circundantes.

El cuerpo físico se desintegra a la muerte y sus partículas se disgregan llevando consigo el resultado de todas las experiencias por las que pasaron; pero el átomo permanente físico perdura y es el único que pasa por todas las experiencias de los siempre cambiantes conglomerados a que llamamos nuestros cuerpos, y el único que adquiere los resultados de todas las experiencias.

Envuelto en su áureo capullo, dormita durante los largos años en que el Jivâtmâ a que pertenece está en otros mundos recibiendo distintas experiencias que en nada afectan a su átomo físico, incapaz de responder a ellas, y así duerme en imperturbable reposo su larga noche.

Al llegar el momento de una reencarnación, la presencia del átomo permanente permite la fecundación del óvulo de que ha de formarse el nuevo cuerpo, porque entonces resuena su nota al constructor etéreo, al elemental encargado de construir el cuerpo físico, para escoger los materiales mejor adecuados a su obra, pues no debe emplear ninguna que no esté más o menos armonizado con el átomo permanente. Sin embargo, la nota fundamental no es tan sólo una de las fuerzas.

El karma mental y emocional y el relacionado con otras entidades requieren materiales capaces de variadísimas expresiones. Y de este karma, los Señores del Karma escogen todo lo congruente, es decir, cuanto puede expresarse por medio de un cuerpo formado de un particular tipo de materia.

Esta congruente masa de karma determina el grupo material de que se ha de revestir el átomo permanente, y de dicho grupo escoge el elemental, los materiales capaces de vibrar en armonía con el átomo permanente, o en discordancia que no llegue al extremo de disruptiva violencia.

Por lo tanto, el átomo permanente es, según queda dicho, una sola de las fuerzas determinantes del tercer color, nota o temperamento, que caracteriza a cada uno de nosotros.

La época del nacimiento del cuerpo estará subordinada a este temperamento, es decir, que ha de nacer en el mundo cuando las influencias físicas planetarias convengan a su tercer temperamento, y así nace "bajo su astrológica estrella".

Inútil es advertir que la estrella no determina el temperamento, sino que por el contrario el temperamento fija la época del nacimiento bajo la estrella. Pero aquí está la explicación de la correspondencia entre los ángeles estelares y los caracteres, así como de la necesidad de sacar un cuidadoso y exacto horóscopo que sirva de guía para conocer el temperamento del niño cuando se le haya de educar.

Por inconcebible que parezca, es lo cierto que tan complejos resultados se acumulan en un diminuto átomo capaz de comunicar sus peculiaridades a la materia circundante; porque conviene advertir que la ciencia profana admite análoga idea al suponer que los infinitesimales bióforos de la célula germinal de Weismann transmiten al niño las características de su estirpe de progenitores.

Así como el bióforo da al cuerpo las físicas peculiaridades derivadas de los ascendientes, el átomo permanente proporciona las adquiridas por el evolucionante nombre en el transcurso de su evolución.

Muy claramente expone Blavatsky estas ideas en el siguiente pasaje:

« El embriólogo y filósofo alemán, apoyado en las enseñanzas de Hipócrates y Aristóteles, acaba por coincidir con las doctrinas de los antiguos arios al mostrarnos una célula infinitesimal que entre millones de otras cooperantes a la formación de un organismo, por sí sola y sin ayuda, determina, mediante su constante fraccionamiento y multiplicación, la correcta imagen del futuro hombre con su« características tísicas, psíquicas y mentales.

Completad el plasma físico o "célula germinal" del hombre, dotado de potencialidades materiales, con el "plasma espiritual" o fluido que contiene los cinco principios inferiores de los seis del Dhyani, y tendréis el secreto si sois lo bastante espirituales para comprenderlo. »
(DS I, p.243)


Si estudiamos la herencia física a la luz de las enseñanzas de Weismann, nos convenceremos de la posibilidad del átomo permanente. Un hombre reproduce los rasgos fisonómicos de un muy lejano antepasado, y manifiesta una peculiaridad tísica que caracterizó siglos atrás a un ascendiente.

Es posible trazar la nariz de los Estuardos a través de una larga serie de retratos, e innumerables casos sería fácil citar de tales semejanzas, ¿qué de imposible tiene que un átomo acopie no ya bióforos, como en la célula germinal, sino la propensión a reproducir innumerables vibraciones precedentemente experimentadas?

En cuanto a dificultades de espacio, no las hay mayores que en el caso de una cuerda que, doblada en diferentes puntos, emite diversas notas con numerosos sobretonos. No hemos de pensar que el diminuto espacio de un átomo esté repleto de innumerables cuerpos vibrantes, sino que contiene un limitado número de cuerpos capaces cada uno de ellos de emitir innumerables vibraciones.

Pero en realidad, aun la misma dificultad de espacio es ilusoria, porque lo mínimo es tan ilimitado como lo máximo. La ciencia moderna considera los átomos como un sistema de mundos volteantes en sus respectivas órbitas, en conjunto parecido a un sistema solar.

Ni el espacio ni el tiempo, gemelos de la ilusión, pueden aquí intimidarnos, pues así como no hay límites para la división del pensamiento, tampoco los hay para la materia, que es manifestación del pensamiento.

En la cuarta ronda son normalmente cuatro las espirillas en actividad de los átomos permanentes, lo mismo que ocurre generalmente en los ordinarios átomos no adheridos, en esta etapa de evolución.

Pero examinemos el átomo permanente en el cuerpo de un hombre muy evolucionado y en mucha más adelantada situación que sus prójimos. En este caso vemos cinco espirillas activas en el átomo permanente y los materiales de su cuerpo nos declaran el por qué.

En la vida prenatal, la presencia de estas cinco espirillas del átomo permanente determinarían que el elemental constructor escogiese de entre sus materiales algunos átomos similares que le fueran convenientes, y entre ellos ningunos tan a propósito como los que hubiesen estado en temporánea conexión con algún cuerpo cuyo centro fuese un átomo permanente de cinco espirillas, pues por esta circunstancia tendrán la propensión a despertar en ellos la correspondiente actividad, y sobre todo si hubiesen formado parte de los nervios o del cerebro del muy evolucionado posesor del cuerpo.

La quinta espirilla pudo ser más o menos activa en ellos, y aunque al dejar dicho cuerpo cayeran en inactividad, la actividad que tuvieron les predispuso a responder mas fácilmente en el futuro u la corriente de vida monádica; y por lo tanto, el elemental procurará en cuanto pueda, aprovecharlos para su obra.

También podría entresacar, ocasionalmente, del cuerpo del padre o de la madre, si éstos fuesen de orden superior, los átomos que mejor le convinieran y ponerlos a su cuidado después del nacimiento y en el transcurso de la vida, un cuerpo así construido atraería cuantos átomos similares cayeran dentro de su campo magnético, y su posesor obtendría incalculables ventajas del trato con personas altamente evolucionadas, al apropiarse, gracias a la vecindad, algunos átomos de cinco espirillas que flotasen entre la multitud de partículas desprendidas de sus cuerpos, con lo que le fuera de mucha ganancia física mental y moral su compañía.

El átomo astral permanente está respecto de] cuerpo astral en la misma relación que el átomo físico permanente con el cuerpo físico. Al término de la vida kamalókica o purgatorial, la áurea tela de vida se retira del cuerpo astral dejándolo desintegrar, como antes se desintegrara su compañero el cuerpo físico, y entonces vuelve al átomo astral permanente para adormecerlo en prolongado sueño. Análoga relación se establece entre el átomo mental permanente y el cuerpo mental durante las vidas física, astral y mental.

En el transcurso de las primeras etapas de la evolución humana, la brevedad de las vidas devachánicas y lo débil de las formas mentales engendradas por la incipiente inteligencia influyen apenas en el átomo mental permanente y no le permiten mucho progreso; pero cuando se vigoriza la potencia mental, la vida devachánica es un período de gran adelanto, pues se almacenan innumerables energías vibratorias que manifiestan su valor al llegar el tiempo de construir un nuevo cuerpo mental para el inmediato ciclo de reencarnación.

Al finalizar la vida devachánica, la áurea tela se retira del cuerpo mental, dejándolo desintegrar, y envuelve el átomo mental permanente, con lo que tan sólo queda la tríada de átomos permanentes en representación de los tres cuerpos inferiores.

Según ya dijimos, la tríada atómica semeja entonces un radiante núcleo en el interior del cuerpo causal, y es todo cuanto, terminado el ciclo de experiencias, le resta al Ego de los cuerpos que lo revistieron en los mundos inferiores y le sirvieron de medios de comunicación con los planos inferiores durante la vida en ellos.

Al llegar la época del renacimiento, una conmoción de la vida del Ego despierta al átomo mental, se despliega la tela de vida, y el vibrante átomo actúa como un imán que atrae materia de potencia vibratoria análoga o acorde con la suya.

Los Seres brillantes del segundo reino elemental allegan dicha materia, y en las primeras etapas de la evolución, la plasman en una vaga nube alrededor del átomo mental permanente; pero según adelanta la evolución, el Ego ejerce cada vez mayor influencia en la plasmación de la materia que ha de formar su nuevo cuerpo mental, y cuando ya está medio formado, otra conmoción del Ego despierta al átomo astral y se repite el mismo procedimiento.

Finalmente, el toque de vida alcanza al átomo físico que actúa según ya dejamos expuesto.


Alguien pondrá el reparo de cómo los átomos permanentes pueden almacenarse en el interior del cuerpo causal sin perder sus respectivas naturalezas física, astral y mental, ya que el plano causal es incompatible con lo materialmente físico; pero quien tal repare ha de tener en cuenta que, como todos los planos se ínterpenetran, es igualmente fácil para el cuerpo causal envolver la tríada de los planos inferiores para cohesionar los centenares de miles de átomos constitutivos de sus cuerpo» mental, astral y físico durante el período de la vida terrena.

La tríada es una diminuta partícula en el interior del cuerpo causal, y cada elemento de ella permanece en su respectiva plano; pero como los planos tienen por doquiera puntos de contacto, nada se opone a la necesaria yuxtaposición. Estamos en todos los planos a la vez.





5. ACCIÓN DE LA MÓNADA EN LOS ÁTOMOS PERMANENTES

Ante todo hemos de preguntar si hay algo que propiamente pueda llamarse acción monádica (acción de la mónada en el plano anupâdakico) en el átomo permanente. No hay acción directa ni puede haberla hasta que la germinante Tríada espiritual alcance mayor grado de evolución; pero sí hay continua acción indirecta en la Tríada espiritual, que a su vez actúa en la inferior.

Pero en nuestro estudio podemos considerar esta acción como dimanante de la Tríada espiritual que, según hemos visto, es la mónada velada en materia más densa que la de su nativo plano.

La Tríada espiritual extrae la mayor parte de su energía, y toda la directiva capacidad de esta energía, del segundo Logos, cuya corriente de vida la baña; pero la que pudiéramos llamar su peculiar actividad no interviene en la actividad plasmante de la segunda oleada de vida, sino que se aplica a la evolución del átomo, en referencia al tercer Logos.

Esta energía de la Tríada espiritual se contrae a los planos subatómicos, y hasta la cuarta ronda parece principalmente concentrada en los átomos permanentes.

Primero se aplica a formar y después a vivificar las espirillas que constituyen las paredes del átomo cuyo vórtice es la vida del tercer Logos; pero la pared de espirillas se va formando gradualmente en la superficie externa del vórtice, durante el descenso del segundo Logos, aunque no vivificada por El, sino débilmente trazada sobre la superficie del vértice de vida.

Las espirillas quedan con relación al segundo Logos como tenues canales vacíos; pero en cuanto fluye la vida de la mónada penetra en el primero de dichos canales, lo vivifica y convierte en una porción activa del átomo. Esta operación prosigue a lo largo de las sucesivas rondas, y al llegar a la cuarta dimanan de cada mónada cuatro distintas comentes de vida, que circulan por otros tantos juegos de espirillas en sus átomos permanentes.

Según actúa la mónada en el átomo permanente y éste se convierte en núcleo de un cuerpo, principia aquélla a actuar de manera análoga en los átomos congregados en torno del permanente, y vivifica al propio tiempo las espirillas, aunque esta vivificación es temporánea y no continua como en el átomo permanente.

De esta suerte pone la mónada en actividad las tenues espirillas formadas por la segunda oleada de vida, y cuando el cuerpo fenece, los átomos así estimulados vuelven a la gran masa de materia atómica, elaborados y mejorados por la vivificación recibida mientras estuvieron unidos al átomo permanente.

Desarrollados así los canales, son más capaces de recibir otra análoga corriente de vida al entrar en otro cuerpo y relacionarse con un átomo permanente de dicha mónada.

Así prosigue esta obra en los planos mental, astral y físico por mejorar los materiales con que permanente o temporalmente se han de relacionar las monadas bajo cuya influencia prosigue sin cesar la evolución de los átomos.

Los permanentes evolucionan con mayor rapidez gracias a su continuidad de conexión con la mónada, mientras los demás átomos evolucionan a favor de su reiterada asociación temporal con los permanentes.

Durante la primera ronda de la cadena terrestre, la vida de la mónada, fluyente por la Tríada espiritual, vivifica el primer juego de espirillas de los átomos del plano físico, utilizado por el aliento de vida o prana, cuya corriente afecta la parte densa del cuerpo físico.

Análogamente, en la segunda ronda se pone en actividad el segundo juego de espirillas por donde Huyen las corrientes pránicas relacionadas con el doble etéreo. Durante estas dos rondas no se advierte en las formas sensación alguna de placer o dolor.

Durante la tercera ronda se vivifica el tercer juego de espirillas y entonces aparece la sensibilidad, porque por estas espirillas Huye la energía cárnica para afectar el cuerpo físico y ponerlo en directa comunicación con el astral.

Durante la cuarta ronda queda vivificado el cuarto juego de espirillas por donde fluye el prana-kama-manásico y las capacita para servir a la formación de un cerebro que ha de funcionar como órgano del pensamiento.

Cuando alguien transciende el estado normal y asume la anormal evolución humana, consistente en disponerse a entrar en el sendero que se abre más allá de la normal, se le ofrece entonces una tarea de suma dificultad con referencia a sus átomos permanentes, pues ha de vivificar más juegos de espirillas de los necesarios para la humanidad de su época.

Cuatro juegos tiene a su servicio el hombre de la cuarta ronda, y el que a ella se adelanta empieza a vivificar el quinto, de modo que pueda manifestarlo mientras actúa todavía en un cuerpo de cuarta ronda. A esto aludían los primitivos libros teosóficos al decir que en nuestra actual humanidad aparecían hombres de la quinta y de la sexta rondas.

Los así designados han desenvuelto el quinto y sexto juego de espirillas en sus permanentes átomos, obteniendo con ello un mejor instrumento para el uso de su mayormente acrecentada conciencia. Este progreso se logra mediante ciertas prácticas yóguicas que requieren exquisita precaución a fin de no lesionar el cerebro por cuyo instrumento se lleva a cabo la obra, pues entonces se interrumpiría todo progreso durante la actual encarnación. »






OBSERVACIONES

Aquí les transcribí solamente el capítulo cuatro que es donde más Annie Besant explicó acerca de los átomos permanentes, pero en todo su libro ella los menciona continuamente. Desafortunadamente todo esto que ella enseña es falso porque en realidad los átomos permanentes no existen debido a las razones que detallo en el capítulo anterior a este.










5 comentarios:

  1. Saludos Cid,

    Quería compartir contigo y con los amigos del blog, lo siguiente, quizás podamos comprender el porqué de la caótica situación que actualemente vivimos como humanidad:

    Los Maestros mencionaron que el tiempo promedio de las almas en el Devachan era de 1500 años, quizás más, quizas menos. Pero en promedio 1500 años.

    Actualmente estamos en el año 2019, si le restamos 1500 años, sería algo así como 519 dC. Es decir, en promedio, la mayoría de nosotros que ya cumplimos nuestro tiempo en el Devachan, y que actualmente nos encontramos encarnados, venimos del año 519 dC.

    Bien, algunos escritores e investigadores de Los Yugas: edades y ciclos de la Tierra, sobre todo hindues, como es el caso de Sri Yukteswar, sostiene la versión de que la era Kali Yuga (La era más oscura), se inició en el año 702 aC, con una duración de 2400 años (sumando los 1200 años del ciclo descendente más los 1200 años del ciclo ascendente).

    Aunque algunos autores tienen otros cálculos y eso se respeta; pero tomemos en consideración lo que dice Sri Yukteswar.

    Ahora, en los Puranas se dice que la era de Kali Yuga que dejamos atrás, (porque de acuerdo a S. Yukteswar, actualmente nos encontramos en el Dwapara-Yuga que se inició en el año 1698 dC), se caracterizaba por:

    "LINGA PURANA
    II, 39-40
    "Son los más bajos instintos los que estimulan a los hombres del Kali Yuga. Ellos eligen preferentemente ideas falsas. No dudan en perseguir a los sabios. El deseo les atormenta. La negligencia, la enfermedad, el hambre, el miedo se extienden. Habrá graves sequías. Las diferentes regiones de los países se opondrán unas a las otras.
    Los libros sagrados ya no se respetarán. Los hombres no tendrán moral, y serán irritables y sectarios. En la edad de Kali se extienden las falsas doctrinas y los escritos engañosos.

    Las personas tienen miedo ya que descuidan las reglas enseñadas por los sabios y no efectúan ya más los ritos correctamente.

    Raras son las mujeres virtuosas. Se extiende la promiscuidad. La estabilidad y el equilibrio de castas y de las edades de la vida desaparecen por todas partes. La tierra no produce casi nada en algunos lugares y produce mucho en otros. Los poderosos se apropian de los bienes públicos y dejan de proteger al pueblo. Sabios de baja cuna son honrados como si fueran brahmanes y entregan a gente que no es digna de ello los peligrosos secretos de las ciencias. Los maestros se envilecen vendiendo su saber. Muchos se refugian en una vida errante. Al final del Yuga el número de mujeres aumenta y disminuye el de los hombres.

    La lluvia es errática. Los comerciantes deshonestos. La gente que mendiga o busca empleo cada vez es más numerosa. Nadie deja de emplear un lenguaje grosero, nadie cumple su palabra, todos son envidiosos. Gente sin moral predica a los demás la virtud. Reina la censura. En las ciudades y pueblos se forman asociaciones de criminales. Faltarán el agua y los frutos. Los hombres perderán el sentido de los valores. Tendrán dolores de vientre y llevarán los cabellos en desorden.

    Nadie vivirá ya la normal duración de la vida, que es de cien años. Los ritos perecerán en manos de hombres sin virtudes. Gente que practicará ritos descarriados se extenderá por todas partes. Gente no cualificada estudiará los textos sagrados y se autoproclamará experta. Los hombres se matarán entre sí y matarán también a los niños, las mujeres y las vacas. Los sabios serán condenados a muerte.

    Sin embargo, algunos llegarán a la perfección en muy poco tiempo. Excelentes brahmanes seguirán practicando los ritos." (Linga Purâna, II, cap. 39 y 40).

    Y esto apenas es un resumen de las características de esa época.

    En conclusión, venimos de una era muy violenta, oscura; y ahora lo estamos nuevamente repitiendo, es el Karma y los Skandas que traemos de esa época.

    Si ya conocemos la enfermedad, la raíz del problema, podemos proceder a curarla.

    Que opinas???

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    1. En efecto, las épocas pasadas se vuelven a repetir en gran medida debido a ese ciclo de 1500 años.

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  2. Tomado del libro: "La ciencia sagrada" de Swami Sri Yukteswar.

    "La capacidad intelectual del hombre había disminuido tanto que le era imposible captar cosa alguna excepto la materia bruta de la creación.

    El período alrededor del año 500 d.C. fue, por lo tanto, la época más oscura de Kali Yuga y del ciclo completo de 24000 años. La historia confirma la precisión de estos antiguos cálculos de los rishis hindúes y da testimonio de cuán vastos eran la ignorancia y el sufrimiento que predominaban en este período en todas las naciones."

    Año 500 d.C; justamente el año en que muchos entraron al sueño Devachánico por aproximadamete 1500 años.

    Reicben un cordial abrazo en Luz,

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  3. hola que tal, estoy iniciándome en lo esotérico, soy de peru y me gustaría tener mas comunicación para aprender mejor, nose si manejan grupos u otras redes? ya que no hay muchas personas con las que pueda hablar sobre estos temas....! gracias!

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    1. Por falta de tiempo solo tengo este blog, pero para eso activé los comentarios para que se puedan comunicar conmigo.

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