LA TEOSOFÍA Y EL CUIDADO DE LA SALUD




(La Teosofía también menciona la importancia de llevar una vida sana, pero no es algo que los instructores teosóficos abordaron en su enseñanza porque ellos prefirieron enfocarse en hacer resurgir el conocimiento oculto, y mejor dejar que la gente estudiara el tema de la salud en otras enseñanzas las cuales ya habían explicado muy bien ese tema.)



Y sobre este asunto el investigador John Schofield señaló lo siguiente:

« En los comienzos de mi estudio sobre la Teosofía, observé con alguna extrañeza que ella no se refería, en modo alguno, al cuidado y cultura de la salud; lo cual contrastaba con lo que preconizaban otras enseñanzas.

Por ejemplo, antes de estudiar la Teosofía, yo había estado en otros movimientos espirituales y esotéricos, y vi que la mayoría de estas enseñanzas abogaban por la cultura física y concedían una gran importancia a la respiración sistemática y a otros ejercicios para la salud física y el desarrollo del cuerpo. Al grado que incluso algunos de ellos creían también que ciertas posturas y movimientos del cuerpo eran necesarios para el cultivo mental y físico.

En cambio entre los primeros teósofos que conocí, había algunos que no les importaba el cuidado de su cuerpo. Por ejemplo uno de ellos a quien le tenía un gran afecto y respeto, no parecía importarle la hora de sus comidas, ni de qué consistían estas siempre que no contuviesen ningún alimento animal, ya que él era un estricto vegetariano.  Y casi todo su ejercicio consistía en recorrer el trayecto entre su oficina, donde dormía, y los tribunales y viceversa, o bien iba a las reuniones de la Sociedad Teosófica.

En lo que me concierne, mi salud física nunca fue robusta sino hasta que pasé los veinte años, y siempre le atribuí esta mejora al estudio y práctica de la salud física, la cual me permitió ir gradualmente incrementando mi fuerza y resistencia.

Desde los diez años de edad me dediqué al estudio de la fisiología y de la higiene, y seguí con cuidado las reglas más sencillas sobre la salud, la limpieza, la dieta simple, la abstención de alcohol y tabaco, y usé el mayor juicio posible en materias de ejercicio y descanso. Y los resultados de este método de vida me parecieron muy satisfactorios.

Y durante mi búsqueda me he encontrado con algunos extremistas, como por ejemplo entre algunos individuos del Nuevo Pensamiento quienes declaraban que la respiración y otros ejercicios no valían nada, sino que el verdadero pensamiento lo era todo, suficiente por sí solo para conservar la perfecta salud del cuerpo.

Sin embargo, no cambié mi modo de vida ni por las repetidas afirmaciones de los partidarios del Nuevo Pensamiento ni por la indiferencia de los teósofos. Prestaba atención a ambos, y así me mantenía observando y estudiando el asunto hasta que al fin, vi claramente que la enseñanza seguida por mí se hallaba confirmada en la vida de teósofos amigos míos, a la vez que de conocidos míos, partidarios del Nuevo Pensamiento.

Más adelante observé que algunos espiritistas y adictos al Nuevo Pensamiento que se habían incorporado a la Sociedad Teosófica, estaban muy desencantados por el hecho de no encontrar en la Teosofía una enseñanza para la curación y el desarrollo psíquico en general.

Algunos de ellos alimentaban la creencia de que la Teosofía era en este aspecto, inferior a las doctrinas que habían estudiado anteriormente, y esto formaba un enigma para dichos individuos.

Otro enigma para ellos lo constituía el hecho de que la curación por medio de substancias como las drogas no estaba condenada sino practicada por los directores de la Sociedad Teosófica.

Y debido a que en nuestros días es muy popular entre todas las clases sociales la cultura física, la pregunta que muchos se hacen es:

¿Hacen mal la Teosofía en no enseñar técnicas para mejorar la salud?

¿Por qué hace poco caso la Teosofía del cuidado de la salud y de la cultura del organismo?


Y para los principiantes en el estudio teosófico, quizás les sea útil lo que yo tengo que decir sobre este asunto, y aunque tal vez no lleguen a las mismas conclusiones que yo, mi experiencia puede ayudarlos a aproximarse a la verdad, más de lo que yo lo he logrado.

La Teosofía nos explica qué es nuestro cuerpo y para qué sirve, y el estudio cuidadoso de esta enseñanza nos llevará a un método correcto en lo que concierne a la vida física.

El alma está fuera enteramente del contacto del plano físico y de la conciencia molecular, y para que pueda alcanza esa conciencia y ese plano tiene que disponer de un cuerpo compuesto de moléculas capaces de recibir impresiones de otras moléculas y fuerzas moléculares. Porque sólo de esta manera logra el alma asimilar la conciencia molecular.

La función del cuerpo consiste pues en poner en relación el alma con la materia, y por cuyo medio adquiere experiencias de los estados moleculares.

El cuerpo se halla formado de innumerables moléculas sintetizadas en celdillas, de unidades de conciencia que reciben su energía y vitalidad de lo que la Doctrina Secreta llama la “vida de fuego”.

Y estas celdillas a su vez, se hallan sintetizadas en otros centros de conciencia que llamamos órganos, tales como el corazón, el estómago, el hígado, etc., y mientras más perfectos sean estos órganos entonces con más claridad verá el alma y expresará sus propósitos y aprenderá sus lecciones que le toca aprender durante su reencarnación.

Por ejemplo si el órgano de la vista tiene problemas, entonces el alma no verá claramente; o si el cerebro que es el instrumento del pensamiento, del sentimiento y de la imaginación, se halla alterado, entonces este no desempeñará bien esas funciones y toda la vida del alma se encontrará perturbada.

Resulta pues un asunto de la mayor importancia, el cómo mantenemos este cuerpo en la mejor condición posible para el desempeño de su trabajo.

Y sobre este asunto hay un pasaje muy interesante en el libro sagrado hindú El Bhagavad Gita (libro sexto, 16) acerca del cual seguramente también ha de tener un significado más profundo, pero no por ello deja de aplicarse a la vida física.

Y lo que dice es lo siguiente:

La Unión no es para aquel que come en exceso o que se abstiene en demasía, ni para aquel que acostumbra excederse en el dormir o que se entrega a prolongadas vigilias.”

»

(Revista Dharma, marzo de 1916, p.191-193. Y esta solo es la primera parte del artículo pero el texto completo lo pueden leer en inglés aquí.)




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